domingo, 28 de abril de 2013

HERODOTO EL PADRE DE LA HISTORIA




HERODOTO  EL PADRE DE LA  HISTORIA
Líber Romero *
Logógrafos
Las primeras manifestaciones historiográficas corrieron a cargo de cronistas de  las grandes familias o de las ciudades. Los primeros que surgen son los logógrafos entre el siglo VI- V ane (Cadmo de Mileto. De Argos, Carón de Lamsaco, Hecateo de Mileto) Se caracterizaron por un historia basada en la oralidad, la denuncia de los mitos griegos y su búsqueda de la verdad tratando de precisar los hechos humanos. Esta es una característica  de la historiografía griega “el deseo de conocer, explicar y transmitir la aventura del ser humano desligado del mito atemporal” (SANCHEZ MARCOS,p.3)
Será la aparición de una crisis como son las guerras médicas lo que producirá que la reflexión histórica alcance mayor profundidad
Heródoto y el nacimiento de la historia
Nacido en Halicarnaso en el  ca 480 ane   Heródoto se encontraba en Jonia, el lugar del surgimiento  de la ciencia griega en el siglo VI ane y zona cercana al imperio persa. En su juventud participó de las luchas contra el dominio extranjero, por lo que tuvo que ir al exilio en Samos. Posteriormente participó en el derrocamiento del tirano Lígdamis. Viajó por el mundo conocido recorriendo los caminos de los mercaderes. Su permanencia en Atenas fue contemporánea al esplendor de  Pericles y del desarrollo de la sofistica. Murió en Turios ca. 420 ane.
Heródoto es el que introduce el término jónico Historia, que significa: indagación  o investigación;  sin embargo el titulo por el cual conocemos su obra  ”Los nueve libros de la Historia” fue colocado por los archivadores de la biblioteca de Alejandría. Cada libro está dedicado a una musa, en los cuatro primeros libros presenta a los diferentes pueblos que van a participar de las guerras médicas y al hacerlo describe sus costumbres y la zona donde viven convirtiéndose en  el precursor de la etnología, la zoología y la geografía.  La guerra médicas que enfrentan a persas y griegos se desarrollan en los últimos libros.
Heródoto vive en una zona de guerra y si bien divide al mundo en griegos y bárbaros en vez de despreciar al “otro” intenta comprenderlo describiendo, comparando, traduciendo a su lenguaje lo que ve. Heródoto se atreve a construir una historia “universal” en donde “todos” son incluidos. Este cierto relativismo cultural no lo hace ver todo como válido ni equivalente, debido a que delimita claramente el mundo heleno del bárbaro. 
Los objetivos de Heródoto
En el inicio de su obra queda claro los objetivos del autor: “Heródoto de Halicarso expone aquí sus búsquedas para impedir que lo que han hecho  los hombres se borre de la memoria y que los grandes y maravillosos hechos realizados, tanto por los bárbaros como por los griegos, no dejen de ser nombrados, particularmente lo que fue causa de que los griegos y los bárbaros entrarán en guerra los unos contra los otros” (Historia, libro I, proemio)
Así Heródoto plantea dos objetivos que deberían ser permanentes en la producción historiográfica. A) La preservación del pasado, porque la historia cumple un papel complementario-y cuestionador- de la memoria. Heródoto la convierte en un intento de detener el tiempo, al evitar que los hechos se desvanezcan (para los griegos superar el olvido es un paso esencial para acceder a la verdad). B) Introduce la necesidad de que los historiadores respondan a preguntas al reflexionar sobre la causas del conflicto; desea exponer lo sucedido pero le preocupa no solo el cómo sino también el porqué.
El manejo de fuentes
Recurre a los testimonios orales para realizar su relato y los elige en función de lo que al historiador le parece más veraz. En tal sentido el historiador asumen un papel esencial al seleccionar la información que maneja. Se le ha criticado cierta ingenuidad en la selección de los datos obtenidos, aceptado como válida la primera versión de los hechos. “Yo, por mi parte, no voy a decir al respecto que fuese de una u otra manera, simplemente voy a indicar quién fue el primero, que yo sepa, en iniciar actos injustos contra los griegos; y seguiré adelante mi relato ocupándome por igual de las pequeñas y de las grandes ciudades de los diferentes pueblos, ya que las que antaño eran grandes, en su mayoría son ahora pequeñas; y las que en mis días eran grandes, fueron antes pequeñas. En la certeza, pues, de que el bienestar humano nunca es permanente, haré mención de unas y otras por igual."(HERÓDOTO)
Heródoto no es ingenuo, pero el límite de su crítica es la verosimilitud de los relatos que encuentra. “Por lo demás, ¿sobre qué testimonios podía ejercer Heródoto un severo criticismo y cuáles podían moverlo a extremar sus dudas? Piénsese que no es un erudito que maneja abundantes documentos y constata diversos textos ricos en noticias, aunque sean contradictorias. Los testimonios que Heródoto tiene a su alcance constituyen un pobre conjunto. Cuando sobre algún hecho puede acudir a dos fuentes distintas, puede considerarse satisfecho y, generalmente, ha agotado sus posibilidades. Lo más frecuente es que sobre cada uno obtenga una sola noticia, sucinta y por lo general incontrolable, no conociendo los idiomas de los países que visita y sin que le sea dado conocer directamente las fuentes escritas o multiplicar los interrogatorios. Imaginémoslo en Egipto o en Babilonia. Lo que le dijera el cicerone que habla en griego era, prácticamente, lo único que podía llegar a saber. Si obtenía por algún otro conducto una noticia semejante o complementaria, podía sin duda reflexionar sobre las relaciones entre la primera y la segunda, establecer las analogías o diferencias y, finalmente, optar por lo más verosímil; pero ¿qué posibilidades tenía de comprobar mediante fuentes indudables aquello que oía? Ya es mucho que haya atinado a ejercer una crítica de verosimilitud, reflejo de un espíritu independiente, aunque no configure un acabado método de investigación histórica.”(ROMERO,p. 73)
El legado
Heródoto fue el encargado de separar la historia de la épica, en su obra el autor, el historiador, se encuentra afuera del espectáculo que narra. Se sirve de la historia militar, de estudios etnográficos y constitucionales para explicar la guerra. Elementos que esta vinculados entre sí, siendo “(…)Herodoto el que ha traducido la regla de que los historiadores deben explicar los acontecimientos de que tratan “ (MOMIGLIANO, p.13)
Aunque crítico de los mitos del pasado, sigue creyendo en  los dioses y estos tienen  intervención caprichosa a favor o en contra de los hombres. Por ello la causa de la guerra hay que encontrarla  en la reparación de la injusticia de los raptos de Europa, Helena, Medea e Io. 
Heródoto no  logra desarrollar es su relato un sentido de la historia plenamente humano. El hombre esta sediento de gloria  pero es víctima tanto de la fortuna como de los dioses.
*Profesor de historiología en formación docente
Bibliografía citada
HERODOTO, Los nueve libros de historia
COLLINGWOOD, Robin,(2004) Idea de la historia, México, FCE, 3°ed
MOMIGLIANO, Arnaldo,(1984) La historiografía griega, Barcelona, Critica
ROMERO, José Luis, (1952) De Heródoto a Polibio, Buenos Aires, Espalsa-Calpe.
SANCHEZ MARCOS, Fernando,(1993) Invitación a la historia, Barcelona, Labor, 2° ed
Artículo publicado en el El popular. semanario, Montevideo, 12 de abril de 2013, N° 219, 3° época

REPARTIDO DE REVOLUCION FRANCESA



LA REVOLUCIÓN FRANCESA
INTRODUCCIÓN
La Revolución Francesa ha sido considerada, tradicionalmente, como la más importante e incluso el modelo impulsor de las restantes revoluciones que impusieron el régimen político liberal, rompiendo con las estructuras económicas, sociales y políticas del Antiguo Régimen. No fue la primera revolución de signo liberal, pero se produjo en el estado más poblado (después de Rusia) y una de las principales potencias de Europa; fue la que dio un esquema más radicalizado y más amplia participación de masas y, finalmente, fue la que tuvo mayores pretensiones de expansión.
La Revolución Francesa es en primera instancia una revolución burguesa. Burguesa en tanto que es la clase de vanguardia de la revolución. Los principios rectores de la misma que nacieron con la filosofía de las luces nunca traspasaron, aún en los sectores más radicalizados (los sans-culottes[1]) la base del nuevo sistema, la propiedad privada. Fue burguesa no sólo en el consenso logrado ideológicamente sino también en los límites que impuso al movimiento de masa (pe. el 14 de junio de 1791 con la ley Le Chapelier contra las asociaciones o en la actitud jacobina ante la democracia popular)
Negar esto es erróneo o implica una intención de deformar la historia. De nada sirve a la comprensión histórica, el diluir el sentido de clase de una revolución al plantear que los dirigentes de la misma no eran burgueses en el sentido estricto de la palabra (es decir dueños de los medios de producción) sino intelectuales(dato correcto desde el punto de vista cuantitativo no cualitativo), por que esta postura olvida que cada clase social[2] que busca el dominio de una sociedad tiene que generar a su interna (o ganar a la externa) los intelectuales necesarios para ganar el consenso social, el consenso en tanto clase para sí.[3]
La historiografía de la Revolución Francesa refleja la lucha de clases en el plano ideológico. Comprender la revolución es hacerlo consciente o inconscientemente desde una postura de clase.
Francia durante el siglo XVIII es, la primera potencia. Al empezar el siglo tiene una población de 18.000.000 hab. y un ejército de 400.000 hombres. Domina cultural y diplomáticamente Europa. En el ámbito interno, los derechos regionales y locales hacen imposible una administración unificada.
A partir de 1713 se hace evidente la bancarrota de las finanzas. Ello se debe a que el sistema fiscal era incapaz de aprovechar la riqueza del país para hacer viable la política  militar de Luis XIV sin resentir la economía(problema sin solución durante todo el siglo)
La economía francesa del siglo XVIII se basaba en una agricultura poco productiva[4]. El régimen señorial permitía a la clase privilegiada —nobleza y clero— cobrar rentas del campesinado, tener jurisdicciones especiales y estar exenta del pago de impuestos. Los gremios impedían el desarrollo de la industria, limitada a los mercados urbanos; las aduanas interiores, peajes y sistemas diversos de medidas y pesos no permitían la formación de un mercado nacional articulado.
En el país galo predominan las pequeñas propiedades. Las innovaciones producidas en el siglo son impuestas desde arriba produciéndose resistencias ante ella por parte de los campesinos.
Todo cambio impuesto desde el poder, con la intención de hacer avanzar las fuerzas productivas, para aumentar la productividad, cuando ellas no se encuentran preparadas, objetiva y subjetivamente, conduce a una resistencia tenaz, pasiva y/o activa, de los hombres que ven a sus relaciones actuales como útiles.
La resistencia no solo fue popular. La clase dominante, un sector importante de ella, mostró claramente sus intenciones de revertir el proceso por el cual el basamento de su poder era cuestionado.
La nobleza no era homogénea, por lo general ninguna clase social lo es pero siempre existe un sector dentro de ella que unifica, trasluce y conduce los ideales y acción de la totalidad de la clase en cuestión. Tengamos en cuenta que la circulación monetaria iba generando divisiones en el seno de la nobleza, porque para ser noble o mejor aun, para mantener esa posición se necesitaba dinero.
Ante esta situación la casi totalidad de los nobles, pobres en su mayoría, se oponían tenazmente a cualquier renovación que implicase una reducción de sus privilegios. El siglo XVIII no fue el único, en donde el exclusivismo noble se da, pero si se dio una tendencia a profundizarse al final del ancíen régimen (pe. en el ejército con la ordenanza de 1781, en la iglesia en donde en 1789 todos los obispos son nobles o en la administración en donde se cierra la entrada a los plebeyos)
La reacción aristocrática, que tal actitud demuestra, no puede imponerse a la sociedad toda. Debido a que las clases dominantes del antiguo régimen se encuentran con la dificultad de que su sociedad civil  esta dispersa. Las corporaciones (religiosas, artesanas…) influyen en la vida de los hombres; este es un miembro del grupo antes que el de una unidad mayor (Estado, Nación…). En esta situación la acción que puede ejercer el poder central más allá del dominio coercitivo es restringido.
En tal sentido tomo importancia la elaboración de una ideología que rescatase al individuo como protagonista, al tiempo que redefine su relación con la sociedad, en especial con el Estado. Esta enunciación teórica de la Ilustración[5] cobrará cuerpo en la praxis revolucionaria. El concepto de ciudadano es la síntesis. Su contenido especifico estará siempre definido por una correlación de fuerzas  determinada (pe. mientras que en el 89 serán divididos censitariamente en el año II será un participante activo en la creación de la democracia). Aunque el resultado final será ser la base ideológica/ material del futuro consenso del nuevo poder central y de la clase dominante: la burguesía.
La Revolución Francesa señala la llegada a la historia de Francia, de la sociedad burguesa y capitalista. Su característica esencial es la de haber logrado la unidad nacional del país mediante la destrucción del régimen señorial y de los ordenes feudales privilegiados.
Pero en este proceso de construcción/ destrucción, no toda la burguesía estuvo de acuerdo. Esta clase tampoco era homogénea, había sectores de ella que estaban ligados al antiguo régimen, a través de bienes inmuebles, prebendas e intereses. Esta situación no llevaba  a que hubiera una contradicción debido a que el capital comercial preponderaba sobre el capital industrial y si bien implicaba un proceso de transición no necesariamente implicaba la necesidad de romper con el modo de producción imperante[6].
Este sector de la burguesía tendía siempre al compromiso con la nobleza (pe. con los decretos del 4-11 de agosto). Pero esta última se negó mientras que vio una oportunidad de recobrar sus privilegios y tuvo que sufrir  la presión popular, el terror, la dictadura napoleónica y las jornadas gloriosas para que recién en 1830 se comprometieran a un gobierno de unidad
Sería la pequeña burguesía (sector  numeroso compuesto por tenderos y artesanos) lo que a través de la movilización llevaría hasta las últimas consecuencias el programa burgués. No sin contradicciones de un sector que jamás pudo elaborar un programa propio, que se debatió en contra de la gran propiedad siendo ellos propietarios, pidiendo un máximo pero que al mismo tiempo no le afectara sus beneficios.
En el campo el odio hacia la aristocracia, al diezmero, unificaba una realidad no tan homogénea. Si bien la pequeña propiedad agrícola era preponderante se iban formando al interior campesinos propietarios de grandes propiedades y campesinos en vías de proletarización. Los primeros buscaron el rompimiento de la comunidad rural que lo gravaba en obligaciones mientras que los segundos faltos de trabajos y cultivo defendían aquellos que le permitían vivir.
Hay que comprender la participación y contradicciones de estos sectores para entender la progresión y profundización de la revolución de 1789-1793, por que fue la participación de estas capas medias y masas populares la que llevaron el programa burgués.
Desarrollo de la revolución
El borbón Luis XVI se inspiraba en el Despotismo Ilustrado; prescindía de los Estados Generales (Cortes Estamentales). Sin embargo, la superposición de divisiones territoriales administrativas, judiciales, fiscales y religiosas, debilitaba el poder real. Hacia finales del siglo de un total de 26 millones de habitantes, 24.000.000 habitaban en el campo, de estos, 20 millones eran campesinos. La nobleza estaba constituida por unas 400.000 personas, mientras que el clero por unos 100.000.
A finales del siglo XVIII, una serie de malas cosechas provocaron crisis de subsistencias, aumento de los precios y disminución de los salarios. Además, la intervención en la guerra de la Independencia americana (1775-1783) condujo a la bancarrota de un Estado que tenía ya un presupuesto deficitario. Los ministros decidieron extender los impuestos a la clase privilegiada. Esta no sólo se negó sino que, en su deseo de recuperar poder frente a la iniciativa real, forzó la reunión de los Estados Generales. Fue la llamada Revuelta de los Privilegiados de 1788.
Los Estados Generales se reunieron el 5 de mayo de 1789, en Versalles, sobre un fondo de crisis creciente y desasosiego popular. La representación del Tercer Estado[7] se había doblado, pero la deliberación seguía siendo por estamentos. Ante las continuas negativas de reuniones conjuntas, el 17 de junio el Tercer Estado sumado a un sector mayoritario del clero se constituyó en Asamblea Nacional, legitimado por representar a la mayoría del pueblo de Francia. El 20 de junio, cuando vio que tenía cerrado el acceso a su sala habitual de reuniones, se dirigió al Jeu de Paume(juego de la pelota) y allí los diputados juraron no disolverse hasta haber dotado a la nación de una Constitución. El 9 de julio de 1789 se proclamó la Asamblea Nacional Constituyente. La burguesía había hecho un cambio jurídico sin llegar a la violencia.
El rey, temeroso, perfiló la contraofensiva concentrando tropas en París. El 14 de julio, las clases populares, movilizadas por la burguesía, atacaron la Bastilla, prisión real y símbolo de la opresión. En época de revolución nada tiene más fuerza que la caída de los simbolos. Esta acción forzó al monarca a aceptar la Asamblea Nacional. Paralelamente, se extendieron por el campo revueltas campesinas desorganizadas ante rumores de reacciones señoriales, bandidos e incluso peligros imaginarios. Se asaltaban castillos, se quemaban títulos nobiliarios. Es la Grande Peur (Gran miedo)que se extiende. La Asamblea Nacional se decidió a hacer algunas concesiones: el 4 de agosto se abolió el régimen señorial. El 26 de agosto de 1789 se adoptó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. La resistencia pasiva del monarca, al no sancionar los decretos promulgados por la Asamblea, más la nueva concentración de tropas a finales de septiembre, en Versalles, provocaron el descontento de la población. El 1 de octubre de 1789, a partir del incidente del banquete de los Guardias de Corps (pisaron la escarapela tricolor, símbolo de la Revolución), los patriotas prepararon una jornada de lucha movilizando al pueblo de París. Se formó una manifestación de 6.000 a 7.000.
En la Asamblea Nacional Constituyente al principio había dos grupos políticos, los partidarios de la Revolución, los patriotas, y los contrarios a ella, la aristocracia, pero poco a poco se fueron formando otros, procedentes de los patriotas, desde la derecha hasta la izquierda. Muy Importante fue la aparición de los clubs. Estos desarrollaban una vida muy activa y representaban a diferentes tendencias, incluso las no presentes en la Asamblea, ya que en algunos de ellos participaban los ciudadanos pasivos. Destacaron en la organización de hechos claves como la toma de la Bastilla y la marcha a Versalles. Era, por tanto, un poder establecido al margen de la Asamblea.
La labor jurídica de la Asamblea Nacional Constituyente (julio 1789-septiembre 1791) liquidó totalmente las bases del Antiguo Régimen, construyendo un modelo liberal que permitió el desarrollo de una economía capitalista. Con la Constitución Civil del Clero (1790) este se convirtió en funcionario del Estado, lo que llevó a una división entre constitucionales y refractarios (los que no la aceptaban). La Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), y la Constitución de 1791, establecieron los principios del liberalismo político (soberanía nacional, división de poderes), bajo la forma de una Monarquía Constitucional. Los franceses dejaron de ser súbditos para ser ciudadanos.
Sin embargo, el equilibrio entre el Antiguo Régimen y el nuevo era todavía muy frágil. La oposición real de la mayoría de la aristocracia y de la Iglesia, más el cerco de las potencias absolutistas europeas(Austria, Prusia) amenazando con la invasión, precipitaron los acontecimientos. El rey intentó, sin éxito, huir (huida de Varennes, 20 de junio de 1791) para unirse a las tropas austríacas, aumentando el recelo contra él.
Una vez proclamada la Constitución, en septiembre de 1791, se disolvió la Asamblea Constituyente empezando la Legislativa (octubre de 1791 -septiembre 1792). Para los diputados constitucionalistas la Revolución realizada ya era suficiente, pero en el polo opuesto estaban los que querían profundizarla. No cabe duda que el acelerador de la Revolución fue la guerra declarada contra Austria el 20 de abril de 1792. Esta hizo más rígidas las opciones políticas y más graves las tensiones sociales. Derrotas constantes, falta alimentos, descontento, sospechas de conspiraciones reales; la población de París, de nuevo, forzó la  situación. El l0 de agosto de 1792, los sans-culottes asaltaron el palacio real de las Tullerías. La burguesía radical  tomaría, desde ese momento, las riendas de la revolución. Se disolvió la Asamblea Nacional y se formó la Convención  Girondina (septiembre 1792-junio 1793).
El 21 de septiembre de 1792 se abolió la Monarquía y se proclamó la República. Los documentos públicos serán fechados a partir de ahora en el año I de la República. Después de debates entre girondinos (republicanos que evolucionarían hacia posturas más conservadoras) y montañeses (izquierda de la Asamblea, apoyados por los sans-culottes), en la Convención se votó la pena de muerte para el rey, que fue ejecutado el 21 enero de 1793 en la Plaza de la Revolución (actual Plaza de la Concordia).
La Convención declaró la guerra a Inglaterra, Holanda y España, ésta progresivamente se fue  volcando en un sentido desfavorable. Este período se caracterizó por la existencia de problemas económicos y sociales que supusieron enfrentamientos políticos entre girondinos y montañeses. Cuando en los primeros meses de 1793 la guerra se extendió a todas las fronteras, la Convención adoptó medidas que afectaron el orden institucional y  el derecho de propiedad. Estas medidas fueron adoptadas por iniciación de la Montaña, a pesar de la resistencia de la Gironda.
La insurrección de la Vendée empezó en marzo de 1793. Su raíz estaba en los graves problemas económicos y sociales del campo. Los tumultos comenzaron cuando esta región debía aportar hombres para la movilización. La influencia de los sacerdotes refractarios y de algunos nobles le dio al movimiento su carácter antirevolucionario. En poco tiempo, el territorio quedó bajo el poder de los rebeldes, y aun cuando el movimiento no tomó un carácter expansivo, existió siempre el riesgo de una contrarrevolución general.
Los enfrentamientos entre girondinos y montañeses se agravaban paulatinamente a causa de todos estos conflictos. Finalmente, Robespierre indujo al pueblo a la insurrección, que triunfó el 2 de junio de 1793, que significaba la eliminación política de la alta burguesía en la Asamblea. Tras la alianza de los montañeses con los sans-culottes se desarrollaría también una de las principales contradicciones de la Revolución.
La nueva Convención montañesa (junio 1793-julio 1794) mostró los límites que alcanzó el proceso revolucionario, dirigida en este momento por la mediana y pequeña burguesía. Es el momento más radical de la Revolución Francesa.
El 24 de junio de 1794 fue aprobada una nueva Constitución, que presentaba algunas innovaciones con respecto a la de 1791: «El fin de la sociedad es el bienestar común» y “La proclamación del derecho al trabajo”. El gobierno revolucionario organizó la resistencia y luego la contraofensiva, provocando un vuelco en el curso de la guerra. Los ejércitos extranjeros fueron rechazados más allá de las fronteras en diciembre de 1793 y en el año 1794 se pasó a la ofensiva.
En diciembre de 1793 quedó sofocada la insurrección de la Vendée, también quedó dominada la revolución federalista, con la toma de Lyon, complejo movimiento del interior que
había capitalizado el descontento allí existente en favor de los girondinos y emigrados.
A causa de los graves conflictos de este período no se llegó a poner en vigor la nueva Constitución, quedando como documento testimonial del pensamiento jacobino. Se instauró un gobierno dictatorial que tomaba todas las medidas de tipo político, económico y social. La dictadura jacobina practicó una economía de guerra. Se aplicó un rudimentario dirigismo estatal, aun en contra de los principios del liberalismo económico, en que estos hombres creían. En septiembre de 1793 se estableció la Ley del Máximo General, para los artículos de primera necesidad. Esta y otras medidas tenían carácter excepcional, justificadas por estar en tiempos de guerra, no porque se quisiera implantar un nuevo modelo de economía.
El gobierno jacobino (Robespierre, Saint-Just) querían evitar la gran desproporción de las fortunas, aspiraban a una «Sociedad de pequeños productores independientes», campesinos y artesanos. Distaba mucho de efectuar cambios sociales radicales o de afectar al régimen de propiedad.
En este período, debido al peligro de la contrarrevolución y la guerra, se llevó a cabo, a través de los Comités (Vigilancia, Salud Pública, Defensa General, etc.), un proceso de extremo control y represión, conocido como «El Terror». La gran burguesía quería que se volviera a establecer la libertad total de producción y de intercambio que le había otorgado la Revolución de 1789. El movimiento popular fue desvinculándose del gobierno revolucionario. Este, por las exigencias de la defensa nacional, obligaba a la obediencia pasiva de las organizaciones populares. La subida de los precios de las subsistencias y el relajamiento del control, suscitó la agitación obrera.
El 27 de julio de 1794 (9 Termidor) Robespierre fue acusado por sus enemigos en la Convención (moderados y cordeliers). Se intentó una insurrección, pero ésta fracasó y el 28 de julio de 1794 Robespierre fue guillotinado.
En la Convención Termidoriana (julio 1794-mayo 1795), «las gentes honradas» deseaban eliminar de la vida política a los desarrapados, que por un momento habían impuesto sus principios. Se desarrolló el «Terror Blanco». La sociedad de los jacobinos quedó disuelta y las secciones parisienses cayeron en poder de la reacción, tolerada por la Convención. Se volvió a la libertad económica, lo que provocó un gran aumento de precios y escasez de productos, agravando la situación de la población. La mortalidad aumentó, provocando nuevas agitaciones. Estos movimientos fueron sofocados fácilmente, debido a que la represión les había privado de sus dirigentes.
Se hizo una nueva Constitución, en la que se trataba de volver a los principios de 1789, pero interpretados y dirigidos en sentido de los intereses burgueses. Según la Constitución el ejecutivo se ejercía a través del Directorio (1795-97, primer Directorio; 1797-99, segundo Directorio). El nuevo período se caracterizó por la continua inestabilidad ante la presión de la aristocracia que pedía la vuelta al Antiguo Régimen y la de las clases populares que querían profundizar  el proceso revolucionario. Como muestra de esto último está el movimiento de la Conjura de los Iguales, dirigida por Babeuf (1795), que fue duramente reprimido. Constituyó el primer intento de que una concepción comunista entrase en la historia.
Ante el peligro realista, el directorio sólo se podía apoyar en los militares, que poco a poco iban adquiriendo mucho poder. El 4 de septiembre de 1797 (18 Fructidor) París fue ocupado militarmente y los diputados realistas fueron encarcelados.
Después del golpe de Estado continuó la inestabilidad en el segundo Directorio. Las medidas de excepción sirvieron para reducir la contrarrevolución. La caída del segundo Directorio se produjo en un ambiente de descomposición. Tanto la alta burguesía como los campesinos propietarios favorecieron el golpe de Estado del 18 Brumario (9 de noviembre de 1799). Napoleón Bonaparte irrumpió al día siguiente en la Asamblea General y aquella misma tarde se constituyó el Consulado Provisional. Se trataba de asentar la primacía social de los propietarios. El régimen autoritario que los brumarios habían querido implantar se convirtió rápidamente en beneficio del poder personal de Bonaparte. La República de los Notables se había transformado en una dictadura militar que representaba los principios de la alta burguesía.
Ante la debilidad del Directorio, Napoleón participó de un golpe de estado que destituyó al gobier­no y dio comienzo al Consulado (1799-1804), uno de cuyos miembros fue el mismo Napoleón. Su poder crecería en los años siguientes, y en 1804, luego de ser confirmado por un plebiscito, fue coronado emperador.En la historia de los diez años del Imperio napoleónico (1804-1815) se pueden reconocer dos procesos de gran enverga­dura: la guerra y la organización del ‘nuevo orden” en Francia.
Desde los primeros años de la Revolución, Fran­cia había enfrentado la alianza de los países europeos gobernados por monarquías. Durante el período napoleónico, las victorias francesas se sucedieron en tierra; en 1812, el Imperio alcanzó su máxima expansión y llegó a ocupar una gran parte del occidente de Europa continental. En su avance, Napoleón encontró mino­rías dispuestas a colaborar con él para finalizar con el Antiguo Régimen pero también fuertes resistencias nacionales, por ejemplo en España. Sin embargo, fracasó en su invasión a Ingla­terra, cuya flota logró el control de los mares. Napoleón entonces, trató, sin éxito, de hundir económicamente a los ingleses median­te el bloqueo continental, que prohibía comerciar con Inglaterra a los países dominados o aliados de Francia. El fracaso de la campaña francesa de Rusia, iniciada en 1812, marcó el comienzo de la crisis del Imperio. La caída de Napoleón en 1814 y su de­rrota definitiva en 1815, luego de regresar del exilio, se relacio­nan directamente con la situación militar.
Desde el Consulado, el Estado francés fue adquiriendo un nuevo ordena­miento jurídico y administrativo. En este sentido, se centralizó la administración y se reorganizó el sistema educativo, avanzando sobre algunas áreas reservadas a la Iglesia. En el año 1804, el Có­digo Civil, llamado Código de Napoleón, consagró los derechos de propiedad, de libertad individual y de igualdad ante la ley; también reglamentó el matrimonio civil y los divorcios. A pesar del reconocimiento de estos viejos anhelos de la burguesía revo­lucionaria, la estructura imperial contribuyó a la aparición de una nueva “aristocracia”, que en muchos casos se vinculó sin proble­mas a la antigua nobleza
El legado de la Revolución era entonces contradictorio. Bonaparte[8] había sido nom­brado emperador, pero se le concedía el gobierno de la República; los miembros de las coaliciones monárquicas, a su vez, lo combatieron hasta el final como a un solda­do de la Revolución. En cualquier caso, has­ta 1814-1815, cuando las derrotas militares sufridas por Napoleón precipitaron su caída y se restauró la monarquía, la sociedad francesa era distinta a la del Antiguo Régi­men. Los derechos civiles que reclamaba la burguesía acomodada estaban reconocidos y el Estado se había modernizado. Sin du­das, la tradición más radical de la Revolu­ción había sido desplazada a un segundo plano; reaparecerá, una y otra vez, durante los conflictos políticos del siglo XIX. Y, en el mundo, luego de 1789, los modos de la po­lítica no volvieron a ser los mismos
      TRABAJO CON DOCUMENTOS
LA CRISIS DE LA COYUNTURA Y LA REVUELTA DE LOS PRIVILEGIADOS
La década de los 80 fue muy crítica: aumento de población, malas cosechas (especialmente vitícolas y de cereales), una crisis de la ganadería ovina (1785) y falta del algodón americano por la Guerra de Independencia americana (1775-83); además se firmó un tratado librecambista con Inglaterra (1786). Todo ello hizo aumentar los precios y disminuir los salarios reales. La victoria sobre Inglaterra en la Guerra de Independencia americana se obtuvo a costa de la bancarrota final. La crisis financiera del Estado se manifestó en un gravísimo déficit público.
Ante tan desesperada situación, el ministro Calonne convocó, en 1787, la «Asamblea de Notables» para solicitarles el pago de impuestos. La negativa le hizo dimitir. Su sucesor, Brienne, intentó una negociación directa con las altas Cortes de Justicia Nobiliaria (Parlamentos), que decidieron proponer la convocatoria de Estados Generales (antiguas Cortes Medievales que no se reunían desde 1614) con la intención de recuperar la iniciativa frente a la monarquía. Luis XVI se negó, pero la movilización de la burguesía y las clases populares le llevaron a aceptar la reunión para mayo de 1789.
La campaña electoral durante el invierno y primavera de 1789 es efervescente. Privilegiados y Tercer Estado refuerzan sus tensiones. En los Cuadernos de Quejas todos coinciden en el deseo de mejorar la administración y poner límites a la monarquía, pero difieren en la mayoría de los aspectos. El primer objetivo del Tercer Estado era forzar un cambio en el modelo de funcionamiento de los Estados Generales. El total de delegados fue de 1154: 291 por el clero, 285 por la nobleza y 578 por el tercer estado.
LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE  (julio 1789-septiembre 1791)
Inicialmente había sólo dos grupos, los partidarios de la Revolución, los patriotas, y los contrarios a ella, la aristocracia. Pero, poco a poco, se fueron formando otros procedentes de los patriotas y relacionados con sociedades, clubs y personajes destacados. El eje de monárquicos constitucionales fue el que consiguió el consenso en este período. Así, la Constituyente hizo una labor de compromiso en favor de la burguesía moderada (propietaria) y la nobleza liberal. Se liquidó el Antiguo Régimen y se establecieron las bases de una nueva sociedad liberal que permitió el desarrollo del capitalismo.
Grupos políticos:
Aristócratas: Contrarios a la Revolución. Acabarán conspirando y emigrando.
Patriotas:
·         Monárquicos, defensores de la prerrogativa real. Aristocracia liberal.( Mounier.)
·         Constitucionales, defensores de una Monarquía Constitucional. Gran burguesía.(La Fayette, Sieyés.)
·         Triunvirato, liberales defensores de un acuerdo con el rey para impedir el enfrentamiento entre derecha e izquierda. (Barnave.)
·         Demócratas, defensores del sufragio universal. Pequeña burguesía. (Robespierre.)
Clubs:
·         Sociedad de Amigos de la Constitución (jacobinos): Sector más militante de la burguesía.
·         Cistercienses: Alta burguesía. (La Fayette.)
·         Sociedad de Amigos de los Derechos del Hombre (franciscanos o cordeliers): Danton, Marat.
Los Clubs organizaban una vida muy activa. Editaban periódicos, manifiestos, folletos, además de realizar todo tipo de actividades. Entre ellas manifestaciones y concentraciones.
Las transformaciones socioeconómicas implican, en primer lugar, la liquidación del régimen señorial con la abolición de censos, diezmos y derechos señoriales y la desamortización de las tierras de clero. La tierra se convierte en propiedad privada. Pero, para movilizar esta riqueza era necesario facilitar la circulación monetaria; así se creó el asignado, billetes cuyo valor estaba avalado por los bienes nacionales y que acabarían provocando la inflación. Se liquidan los monopolios comerciales, peajes, aduanas interiores y se unifican medidas y pesos, medidas indispensables para la formación de un mercado nacional articulado. La ley Le Chapelier [9](1791) disuelve los gremios y proclama la libertad de trabajo. Con la Constitución Civil del Clero (1790) los clérigos se convierten en funcionarios. También se crea la Guardia Nacional para mantener el orden interno.
La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, junto con la Constitución de 1791 fijan los principios básicos del liberalismo político y de un Estado moderno.
ASAMBLEA LEGISLATIVA(octubre 1791-setiembre 1792)
La Asamblea Legislativa tuvo que enfrentarse a constantes conspiraciones internas y externas, la flagrante la del mismo rey. La decisión más difícil fue la de declarar la guerra a las potencias absolutistas que cercaban Francia y alimentaban la huida constante de aristócratas y la sedición. La guerra declarada contra Austria el 20 de abril de 1792, fue un auténtico desastre que acentuó las diferencias entre los grupos políticos y también el hambre. Una vez más, las masas populares empujarían a la mayoría de los diputados más allá de sus propios deseos, cuando el 10 de agosto de 1792 los sans-culottes asaltaron el palacio real de las Tullerías, hartos de las conspiraciones reales. Las secciones de París coordinaron las acciones a través de un Comité: la Comuna de París. Se había establecido otro poder más radical que el de los diputados: el de la Comuna Insurreccional de París.
Al disolverse la Asamblea Constituyente, los diputados habían acordado no presentarse a la reelección. Por eso, la Legislativa se componía de gente joven y sin ninguna experiencia parlamentaria. Sin partidos políticos organizados, se dividía en tendencias:
La DERECHA: Cistercienses, partidarios de la monarquía limitada y la primacía de la burguesía, tal como lo había establecido la Constitución de 1791.
La IZQUIERDA: Brissotinos, con Brissot y Condorcet, nacidos de la burguesía media, relacionados con la alta burguesía de negocios. Inscritos generalmente en el club de los jacobinos.
Un pequeño grupo estaba situado a la extrema izquierda. No tenía apenas importancia en la Asamblea, pero se mostraba muy activo en la calle, a través de los clubs.
Un grupo numeroso de diputados se situaba en el centro; deseaban mantener la Revolución, pero no tenían una idea clara de sus aspiraciones.
Al margen de la Asamblea, la acción de los clubs, salones y secciones[10] acrecentó su repercusión.
La guerra vista por los historiadores
"María Antonieta escribía a su amigo Fersen, a propó­sito del partido que, en la nueva Asamblea, incitaba a la guerra: « Los imbéciles!, no ven que eso es servir­nos a nosotros». En la Asamblea legislativa que se reunió el 10 de octubre de 1791, la guerra fue, en efecto deseada por la izquierda bajo el Impulso de hombres nuevos a los que los contemporáneos, por el nombre de su jefe de filas, denominaron bríssotinos y que, desde Lamartíne, llamamos girondinos.
Los girondinos, representantes de la alta burgue­sía negociante, intentan acabar con la contrarrevolución, sobre todo para restablecer el crédito del asigna­do, necesario para la buena marcha de las empresas. La guerra, que la aristocracia desea para realizar por la derrota la contrarrevolución interior, no es rechazada por la burguesía negociante: ¿no han sido siempre los aprovisionamientos a los ejércitos una fuente de beneficios considerables?; ¿ guerra contra Inglaterra? No es muy probable. La base del poder de esta bur­guesía negociante reside en la prosperidad de los puertos, Marsella, Nantes y sobre todo Burdeos, cen­tros vitales del capitalismo de esa época, esencial­mente comercial. Los girondinos, que habían desen­cadenado la guerra continental desde abril de 1792, no declararon la guerra a Inglaterra hasta febrero de 1793: la guerra marítima comprometía el comercio de las islas y la prosperidad de las ciudades marítimas. La guerra continental respondía mejor a los cálculos polí­ticos de la burguesía girondina. Atacar al Antiguo Ré­gimen europeo significaba llevar al paroxismo la lucha contra la aristocracia, desenmascararla, dirigirla a voluntad. «Señalemos por adelantado un lugar para los traidores y que ese lugar sea el cadalso», gritó Guadet el 14 de enero de 1792.
Pero la burguesía girondina se mostró incapaz de dirigir sólo con sus fuerzas esa guerra contra la aristo­cracia: por egoísmo de clase rechazó la ayuda del pueblo" Soboul, A.;"LA revolución francesa",pp.68-69­
"En el curso de la crisis, la joven republica francesa descubrió o invento la guerra total: la total movilización de los recursos de una nación mediante el reclutamiento en masa, el racionamiento, el establecimiento de una economía de guerra rigídamente controlada y la abolición virtual, dentro y fuera del país, de la distinción entre soldados y civiles" Hosbawm, E.;"Las revoluciones burguesas", p. 127
LA CONVENCIÓN GIRONDINA (septiembre 1792-junio 1793)
En la Convención no había partidos organizados, aunque eran fuertes las rivalidades.
GIRONDA (federalistas). Contaba con el respaldo de los grandes burgueses y tenían su mayor fuerza en el interior. Eran defensores de la propiedad y del liberalismo económico. Eran el ala moderada de los demócratas.
MONTAÑA (centralistas). Tenían su fuerte en París y se vinculaba más a los sectores populares (Danton, Marat, Robespierre). Se presentaban como defensores de la Revolución, dispuestos a tomar medidas de excepción aun cuando estas atacaran derechos como el de la propiedad y la libertad individual, de los que también se proclamaban defensores.
LLANURA. No tenía una posición definida.
En cuanto a la situación externa, tras la victoria de Valmy los ejércitos franceses iniciaron una rápida ofensiva que llevó a la ampliación de la guerra. Esto agravó el problema de las subsistencias, que ya padecía Francia, provocando una serie de agitaciones populares. Ante esto, las secciones reclamaban la requisa de los productos de primera necesidad, así como la fijación de precios máximos. Los jacobinos decidieron adoptar toda una serie de medidas excepcionales en defensa de la Revolución:
1.    Creación de un Comité de Defensa General (vigilancia a los ministros)
2.    Comités de Vigilancia en cada Comuna (listas de sospechosos).
3.    Muerte civil a los emigrados y confiscación de sus bienes.
4.  Comité de Salud Pública (amplias facultades para poner medidas de emergencia>.
5.  Control del comercio de cereales y fijación de los precios máximos de los cereales.
Los girondinos se mostraron en desacuerdo con las medidas excepcionales que atentaban contra el liberalismo y obstaculizaron en lo posible el cumplimiento de estas. Por lo que finalmente Robespierre indujo al pueblo a la insurrección. Tras el fracaso del 31 de mayo, triunfó el 2 de junio, cuando la Guardia Nacional, animada por la Comuna, rodeó las Tullerías. La Convención se sometió. Significa la eliminación de la alta burguesía y la entrada de los desarrapados.
LA CONVENCIÓN MONTAÑESA (junio 1793-julio 1794)
Tras la insurrección del 2 de junio, comenzó el nuevo período de la Revolución Francesa, caracterizado por ser el más radical. Los jacobinos representaban los intereses de la pequeña y mediana burguesía y buscaron el apoyo de los sans-culottes para poder hacer efectivas sus medidas. Estos se plantearon durante todo este tiempo no dejarse desbordar por las exigencias políticas, económicas y sociales de los movimientos populares que no entraran en el programa. Paulatinamente, las masas populares se fueron desvinculando del gobierno jacobino, que no pudo satisfacer sus reivindicaciones.
Los principales problemas económicos eran en este momento los siguientes:
·      Abastecimiento de los ejércitos.
·      Abastecimiento de la población. Las dificultades provinieron tanto de la producción como de la comercialización. La producción estaba resentida por la acción de factores naturales (malas cosechas, etc.) y por el desplazamiento de la mano de obra al ejército, así como por el desorden de los campos. En la comercialización se daba el problema del acaparamiento y la especulación.
El gobierno debía procurar que hubiera productos en el mercado y que se frenara el alza de los precios y aumentar el poder adquisitivo de los consumidores. En julio de 1793 fue aprobada la ley sobre el acaparamiento, se imponía la muerte a los comerciantes que ocultaran mercancías de primera necesidad. En septiembre de 1793 se estableció el empréstito forzoso a los ricos. El período jacobino se enfrentó al problema de la contrarrevolución (realistas). En contra de esta se desarrolló «El Terror» en la que se instauró un gobierno dictatorial, suspendiéndose las garantías constitucionales. El período más intenso, llamado «Gran Terror», se inició con la ley del 10 de junio de 1794. Por esta ley, la cualidad de sospechoso pasó prácticamente a convertirse en la de enemigo. El juicio podía convertirse en una simple verificación dé la identidad (quedaron eliminadas las garantías del acusado, de hecho se les suprimió la defensa letrada, etc.).
Robespierre[11] fue acusado en la Asamblea por los sectores moderados y cordeliers. Los primeros estaban descontentos porque los jacobinos habían abolido el liberalismo económico, los segundos querían medidas más radicales que satisficieran las demandas populares. Robespierre intentó organizar de nuevo una insurrección, pero esta fracasó, ya que de hecho las secciones habían sido obligadas a una actitud pasiva durante el período dictatorial. Robespierre fue acusado y ejecutado el 27 y 28 de julio de 1794 respectivamente.
Las contradicciones del gobierno jacobino para un historiador
(…)rápidamente se manifestó el enfrentamiento entre el movimiento popular y la dictadura jacobina de salvación pública, lo que minó el sistema del año II. Si bien es cierto que se agravó a consecuencia de la guerra, no lo es menos que traducía las tenden­cias irreductibles de las dos categorías sociales diferentes.
En el plano político la guerra exigía un gobierno autoritario y los sans-culottes tuvieron conciencia de ello, ya que contribuyeron a su formación. Pero la guerra y sus necesidades entraron rápidamente en contradicción con la democracia que montañeses y sans-cu/ottes invocaban por igual pero en sentidos distintos. Los sans-cu/ottes hablan reclamado un gobierno fuerte que aplastara a la aristocracia: no se hablan dado cuenta de que, en su voluntad de vencer, ese gobierno les obligaría a obedecer. Sobre todo la democracia, tal como ellos la practicaban, tendía espontáneamente hacia el gobierno directo. Control de los elegidos, derecho para el pueblo de revocar su mandato, voto en voz alta o por aclamación: este comportamiento político se oponía irremediablemente a la idea de una democracia liberal y representativa defendida por la burguesía montañesa. Más que enfrentamiento circunstancial, había en este terreno una contradicción fundamental.
En el plano económico y social la contradicción no era menos insuperable. Partidarios de la economía liberal, los hombres del gobierno revolucionario, Robespierre el primero, sólo aceptaron la economía dirigida porque no podían prescindir de la tasación y la requisa para mantener una gran guerra nacional: los sans-culottes, al imponer el máximo general, pensa­ban mucho más también en su propia subsistencia. La Revolución, por democrática que se hubiera vuelto, no dejaba de ser burguesa: el gobierno revolucionario tasó tanto los salarios como los productos, para man­tener el equilibrio entre los jefes de empresa y asala­riados. Esta política exigía la alianza de la Montaña y de la sans-culotteríe. Ahora bien, se oponía a la bur­guesía, incluso jacobina, porque suprimía la libertad económica y restringía el beneficio. Salvo en el caso de materiales de guerra pagados por el estado y en el de los granos y forrajes requisados al campesino, el máximo se eludió: el conflicto con los asalariados era inevitable. Estos, que padecían la inflación y las insufi­ciencias del abastecimiento, estaban naturalmente predispuestos a sacar partido de la escasez relativa de la mano de obra para arrancar aumentos de salario: del otoño a la primavera del año II, la Comuna dejó hacer, descuidando la tasación de los salarios en con­tra de la ley. Después de germinal el gobierno endere­zó la situación de las empresas, cuyos beneficios ten­dían a disminuir, atrapadas como estaban entre la tasa y el aumento ilegal de los salarios; política esta que desembocé en el máximo salarial parisiense del 5 termidor. No obstante, actuando de ese modo el gobierno revolucionario acaba con unas ventajas adquiridas por los asalariados y parecía abandonar su posición de mediador. La economía dirigida del año II, al no reposar sobre una base de clase, estaba en falso: después del 9 termidor el edificio se hundió.
Los antagonismos entre dictadura jacobina y movimiento popular no eran los únicos: las contradic­ciones propias de la sans-culotterie llevaban en ger­men la ruina del sistema del año II. Los sans-cu/otte no constituían una clase, ni su movimiento un partido de clase. Artesanos y tenderos, obreros y jornaleros, formaron con una minoría burguesa, una coalición que desplegó una fuerza irresistible contra la aristocracia. Pero en el seno de esta coalición se afirmó la oposi­ción entre artesanos y tenderos, que vivían del bene­ficio que obtenían de la propiedad privada de los medios de producción, y obreros y jornaleros, que no disponían más que de un salario" Soboul, A.; "La revolución francesa", pp. 99-100
CONVENCIÓN TERMIDORIANA (julio 1794-mayo 1795)
Desde el punto de vista político significó la vuelta de la alta burguesía al poder. Se inició un período de represión hacia los sectores más radicales (Terror Blanco). La sociedad de los jacobinos quedó disuelta y las secciones parisienses cayeron en poder de la reacción. La Convención toleraba los excesos de la reacción ultra. Además había también emigrados que habían vuelto.
Las tendencias políticas del período fueron:
·     Moderados: Pedían la Constitución de 1791.
·      Neo-Hebertistas: Las tendencias populares hostiles al gobierno revolucionario. Constitución de 1793.
·     Jacobinos: Continuaban siendo partidarios del mantenimiento de la concentración gubernamental mientras durase la guerra.
Los Neo-Hebertistas se unieron a los moderados, por su enfrentamiento común a los jacobinos, pero tenían intereses antagónicos.
Durante este período se hizo una nueva Constitución, la de 1795, que restauraba los principios del 89. Sobre todo se intentaba evitar que pudiera producirse de nuevo un proceso de radicalización en la Revolución.
Luego de la caída de Robespierre, comenzó una nueva etapa política en la que la Convención fue dominada por los grupos más moderados, llamados Termidorianos porque la caída de Ro­bespierre se produjo en el mes de Termidor. Los termidorianos abolieron las medidas adoptadas por el gobierno revolucionario y reprimieron tanto a los jacobinos como a los aristócratas.
En 1795, la Convención sancionó una nueva Constitución, lla­mada “del año III”. En ella se creaba un Poder Ejecutivo de cinco miembros, el Directorio y se eliminaba el voto universal, estable­ciendo nuevamente el voto de acuerdo a la fortuna poseída. El cuerpo electoral quedaba así reducido a unas 20.000 personas, lo que garantizaba la preeminencia de los grupos más acomodados de la burguesía y de sectores de la nobleza.
Parecía así concluir definitivamente la primera gran etapa de la Revolución.
EL DIRECTORIO (1795-1799)
.El Directorio, con su ejecutivo de cinco personas, pretendía evitar la concentración de poder en una persona, tal como había ocurrido en el período jacobino; a pesar de ello los conflictos fueron abundantes. Por un lado existían graves conflictos internos, como la rebelión de los realistas que querían imponer de nuevo el Antiguo Régimen. Ante esto, los neojacobinos intentaron poner en práctica su política de Salud Pública, lo que provocó una fuerte reacción antijacobina, acabando el conflicto en una nueva guerra civil. Por otra parte la guerra continuaba con resultados muy desfavorables para Francia. Durante los años del Directorio (1795-1799), se produjeron algunos motines populares y la llamada “Conspiración de los iguales” que, conducida por Babeuf, reclamó una suerte de comunismo, con el apoyo parcial de los sans-culottes. A su vez, las rebeliones realistas en el interior de Francia y la guerra exterior continuaban con intermitencia. Los esfuerzos revolucionarios por mejorar el ejército dieron buenos resultados y los franceses logra­ron detener a los invasores e, incluso, ocupar parte del territorio enemigo. Sin embargo, el período de la movilización popular constante había acabado. De la herencia revolucionaria, los nue­vos gobernantes habían recogido sólo la tradición republicana
TRANSFORMACIONES POLÍTICO SOCIALES DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
Cambios económicos y sociales:
La Asamblea Constituyente introdujo una serie de cambios económicos y sociales:
Derechos feudales:
·  Supresión de la servidumbre.
·  Supresión del mayorazgo.
·  Supresión sin indemnización de los derechos feudales que pesaban sobre las personas.
·  Obligación del pago de impuestos que sería percibido sobre todas las personas y todos los bienes.
·  Admisión de todos los ciudadanos a todos los empleos y dignidades.
·  Supresión de los diezmos, sin indemnización.
·  Supresión con indemnización de todos los derechos feudales referidos a las tierras.
Industria y comercio:
Se impusieron los principios económicos del liberalismo económico:
·  Supresión de corporaciones y manufacturas privilegiadas.
·  Prohibición de las coaliciones obreras y de las huelgas (ley de Chapelier).
·  Unificación del mercado interno mediante la supresión de aduanas y peajes.
·  Amplia autorización para las actividades bancarias.
Impuestos:
La igualdad de todos ante el impuesto convertido en contribución. Se racionalizó el reparto igual, proporcionalmente a los recursos.
Cambios administrativos:
Las características generales de nuevo ordenamiento fueron: la racionalidad, la descentralización y la elegibilidad; se eliminaba la venalidad (compra de los cargos), fue norma general que estos fueran provistos por elección de ciudadanos. Administración local: Francia fue dividida en 83 departamentos que reemplazaron a las antiguas provincias. Reforma judicial: La nueva organización judicial tendía a salvaguardar la libertad individual, de ahí el conjunto de garantías en beneficio del acusado (juicios públicos, asistencia obligatoria de un abogado).
Ejército:A pesar de la creación de la Guardia Nacional, para la cual se reservaba el mantenimiento del orden interno, el ejército continuó siendo la fuerza armada principal. Este no fue objeto de reformas radicales y sólo se dictaron medidas para facilitar el acceso a la oficialidad a los soldados. Los cambios en el ejército se produjeron en la práctica, emigración de nobles, etc.
Cambios políticos:
El 3 de septiembre de 1791, la Asamblea Constituyente dio su aprobación a la llamada Constitución de 1791. La mayoría de las disposiciones regían prácticamente desde los meses de agosto, septiembre y octubre de 1789. Lo que se hizo en la fase final fue codificar y revisar los artículos anteriormente aprobados.
La Constitución proclamaba el principio de la soberanía popular y organizaba un régimen de monarquía parlamentaria. Los derechos políticos quedaban reservados a una minoría. La Constitución no concedía el derecho de sufragio más que a los propietarios. Los ciudadanos quedaron clasificados en tres categorías:
·                    Ciudadanos pasivos: Estaban excluidos del derecho electoral.
·                    Ciudadanos activos: Tenían que pagar un mínimo fijado de contribución y podían designar a los electores.
·                    Electores: Tenían que pagar otro mínimo fijado.
En cuanto a la forma de poder se hizo la división de poderes (poder ejecutivo y poder legislativo).
CRONOLOGÍA
1787
22 de febrero..Reunión de la Asamblea de los Notables. Destitución del ministro Calonne; lo reem­plaza Loménie de Brienne.
8de abril. Disolución de la Asamblea de los Notables.
Junio. Edictos reformadores de Loménie de Brienne.
16 de julio. El Parlamento de París pide que se convoque a los Estados Generales.

1788
8 de mayo. Reforma judicial de Lamoignon. Desórdenes en las provincias (Grenoble).
8 de agosto. Convocatoria de los Estados Generales para el de mayo de 1789.
24-26 de agosto. Destitución y posterior reposición del minis­tro reformista Necker.
1789
Marzo. Elecciones para los Estados Generales. Re­vueltas en las provincias (Provenza, Picardía).
5 de mayo. Real sesión de apertura de los Estados Ge­nerales,
6 de mayo. El Tercer Estado toma el nombre de «Comunes».
17 de junio. Los «Comunes» se autodenominan «Asam­blea Nacional».
20 de junio. Juramento del Juego de Pelota.
9 de julio. La asamblea se proclama Asamblea Nacional Constituyente.
14 de julio. Toma de la Bastilla.
15 de julio. Regreso del ministro Necker. « Revuelta municipal.»
20 de julio. Comienzo del Gran Miedo.
4 de agosto. Noche del 4 de agosto.: abolición de los pri­vilegios del clero y la nobleza.
26 de agosto. Aprobación de la Declaración de los Dere­chos del Hombre.
5-6 de octubre. Marcha sobre Versalles. Se lleva al rey nue­vamente a París.
2 de noviembre. Se pone los bienes del clero a disposición de la nación.
1790
Abril-junio. Desórdenes en el Sudeste (Nimes, Montauban).
17 de abril. El asignado adquiere categoría de moneda.
27 de abril. Creación del Club de los Cordeleros.
12 de julio. Aprobación de la Constitución Civil del Clero.
14 de julio. Fiesta de la Federación en París.
18 de agosto.  Reunión contrarrevolucionaria en el campo de Jalés.
31 de agosto. Masacre de los patriotas del regimiento suizo de Châteauvieux en Nancy.
27 de noviembre. Se impone a los funcionarios el juramento «Por la Nación, por la Ley y por el Rey".
1791
Febrero. Formación del clero constitucional.
10 de marzo. Pío V condena la Constitución Civil (el breve Quod aliquantum).
2 de abril. Muerte de Mirabeau.
22 de mayo. Ley Le Chapelier que prohíbe las coaliciones, sobre todo obreras.
20-21de junio. Fuga de la familia real y arresto en Varennes.
13-16 de julio. La Asamblea reinstaura al rey.
16 de julio. Los moderados del Club de los «Feuillants» se separan de los jacobinos.
17 de julio. Masacre del Campo de Marte.
27 de agosto Declaración de Pillnitz: las potencias amenazan la Revolución.
3 de setiembre. Perfeccionamiento de la Constitución (se san­ciona el 13 de septiembre).
1 de octubre.  Apertura de la Asamblea Legislativa.
 16 de octubre. Desórdenes de Avignon (masacre de la «Gla­ciére»).
9-11 de noviembre. Veto real a un decreto contra los emigrados.
7 de diciembre. Formación de un ministerio «feuillant».
12 de diciembre- 2 de enero. Discursos de Robespierre contra la guerra.
1792
Enero-marzo. Desórdenes en París y en regiones rurales a causa de la escasez de alimentos.
20 de abril Declaración de guerra al «rey de Bohemia y de Hungría».
28-29 de abril. Reveses en la frontera norte.
27 de mayo. Decreto de deportación de los sacerdotes que rechazan el juramento.
4-11junio.Veto real al precedente decreto y al que es­tablece la leva de 20.000 federados.
12 de junio. Caída del ministerio Roland.
11-21 de julio. Declaración de la Patria en peligro.
25 de julio..«Manifiesto de Brunswick» con la amenaza de destrucción de París.
10 de agosto. Toma de las Tullerías y caída de la monarquía.
10-11 de agosto. Convocatoria de la Convención. Se establece el sufragio universal.
23 de agosto. Los prusianos conquistan Longwy. Masacres en las prisiones de París y en las provincias.
2-6 de setiembre. Fin de la Asamblea Legislativa. Laicización del Estado Civil. Valmy.
21 de setiembre. Abolición de la monarquía. Año 1 de la Revolución.
24-29 de setiembre. Entrada de los franceses en Savoya y Niza.
Octubre. Retirada de los prusianos. Los franceses ocu­pan Francfort y Maguncia.
6 de noviembre. Victoria de Dumoriez en Jemmapes. Ocupa­ción de Bélgica.
1793
(A partir del 22 de septiembre: Año II de la Revolución.)
21 de enero. Ejecución de Luis XVI.
1 de febrero. Francia declara la guerra a Inglaterra y Holanda. Primera coalición.
24 de febrero. Leva de 300.000 hombres. Desórdenes en las provincias.
25-27 de febrero. Saqueo de tiendas en París. Precio máximo del azúcar y del jabón.
10 de marzo. Creación del Tribunal que llevará el nombre de «Revolucionario» -
11 de marzo. Comienzo de la revuelta vandeana.
18 de marzo. Derrota de Dumoriez en Neerwinden, segui­da de su traición.
6 de abril. Creación del Comité de Salvación Pública con Danton.
29 de abril-29 de mayo. Comienzos de la insurrección federalista en Marsella y Lyon.
31 de mayo. Manifestación popular contra la Gironda en la Convención.
2 de junio. Nueva jornada revolucionaria: arresto de los girondinos.
24 de junio. Aprobación de la Constitución del año 1.
10 de julio. Renovación del Comité de Salvación Pública. 13 de julio. Asesinato de Marat por Carlota Corday.
27 de julio. Robespierre en el Comité de Salvación Pú­blica.
25 de agosto. La Convención reconquista Marsella.
27 de agosto. Los realistas entregan Tolón a los ingleses.
4-5 de setiembre. Movimientos populares en París. El Terror, al orden del día. Formación de un ejército revolucionario parisiense.
6-8 de setiembre. Victoria francesa en Hondschoote.
17 de setiembre. Leyes sobre sospechosos.
29 de setiembre. Institución del máximo general de precios y salarios.
10 de octubre. 19 Vendimiario. El gobierno se declara re­volucionario hasta la paz.
16 de octubre. 25 Vendimiario. Victoria de Wattignies. Eje­cución de María Antonieta.
30 de octubre. 10 Brumario. Ejecución de los girondinos.
10 de noviembre. 20 Brumario. Fiesta de la Libertad y de la Razón en la Catedral de Notre-Dame de París.
21 de noviembre. 1 Frimario. Robespierre denuncia la campa­ña de descristianización.
12 de diciembre. 22 Frimario. Los vadeanos son aniquilados en la batalla de Le Mans.
19 de diciembre. 29 Frimario. Reconquista de Tolón.
1794
(A partir del 22 de septiembre: Año III de la Revolución.)
4 de febrero.16 Nivoso. Abolición de la esclavitud en las
colonias francesas.
13 de marzo. 23 Ventoso. Arresto, y luego proceso y ejecu­ción de los hebertistas (4 Germinal).
27 de marzo. 7 Germinal. Licenciamiento del ejército revo­lucionario.
Primeros dias de abril. 10-16 Germinal. Arresto, proceso y ejecución de los partidarios de Danton.
2 de abril. 13 Germinal. Sustitución de los ministros por las comisiones.
11 de mayo. 22 Floreal. Institución del Gran Libro de la Beneficencia Nacional.
4 de junio. 16 Pradial. Se elige presidente de la Conven­ción a Robespierre.
8 de junio. 20 Pradial. Fiesta del Ser Supremo.
10 de junio. 22 Pradial. Reforma del Tribunal Revolucio­nario. Comienzo del Gran Terror.
26 de junio. 8 Mesidor. Victoria de Fleurus contra los aus­tríacos.
27 de julio. 9 Termidor. Golpe de Estado del 9 Termi­dor: caída de los robespierristas.
24 de agosto. 7 Fructidor. Reorganización del gobierno en 16 comités.
18 de setiembre 2º día compl. La República ya no financia ningún culto.
30 de octubre. 9 Brumario. Creación de la Escuela Normal.
12 de noviembre. 22 Brumario. Clausura del Club de los Jaco­binos.
24 de diciembre. 4 Nivoso. Abolición del maximum.
1795
(A partir del 22 de septiembre: Año IV de
la Revolución.)
Enero. Pluvioso. Ocupación de Holanda.
17 de febrero. 29 Pluvioso. Acuerdos de La Jaunaye entre Hoche y los vendeanos.
21 de febrero. 3 Ventoso. Declaración de la libertad de cul­to. Primera separación entre el Estado y la
Iglesia.
1 de abril. 12-13 Germinal. Insurrecciones populares en París y en las provincias.
5 de abril 16 Germinal. Paz de Basilea entre Francia y Prusia.
Mayo-junio Floreal-Pradial. El Terror Blanco; masacre de jacobinos en Lyon y Marsella.
20-25 de mayo. 1-4 Pradial. Jornadas de insurrección en París.
23-27 de junio.5-9 Mesidor. Desembarco de emigrados en Quiberon.
22 de agosto. 5 Fructidor. La Convención adopta el texto de la Constitución del año III.
1 de octubre. 9 Vendimiario. Anexión de Bélgica.
5 de octubre 13 Vendimiario. Insurrección realista contra la Convención.
26 de octubre. 4 Brumario. Amnistía a los emigrados.
31 de octubre. 9 Brumario. Elección del Directorio ejecu­tivo.
1796
(A partir del 22 de septiembre: Año V de la Revolución.)
19 de febrero. 30 Pluvioso. Fin de los asignados y su reem­plazo por los mandatos territoriales.
2 de marzo.12 Ventoso. Bonaparte general en jefe del ejército de Italia.
30 de marzo. 10 Germinal. Formación del Comité Insu­rreccional de la conspiración de los Iguales.
Marzo- abril. Germinal. Victorias de Bonaparte en Italia: Montenotte, Millesimo, Mondovi...
10 de mayo. 21 Floreal. Arresto de Babeuf y de sus se­guidores.
9 de setiembre. 23 Fructidor. Insurrección fallida del campo de Grenelle.
16 de octubre. 25 Vendimiario. Proclamación de la Repúbli­ca Cispadana.
1797
(A partir del 22 de septiembre: Año VI de
la Revolución.)
14 de enero. 25 Nivoso. Victoria de Rivoli.
15 de enero. 26 Nivoso. Comienzo del culto teofilantró­pico.
19 de febrero. 1º Ventoso. Tratado de Tolentino, firmado con el Papa.
Marzo. Germinal. Elecciones del cuerpo legislativo.
18 de abril. 29 Germinal. Preliminares de la paz de Léo­ben.
20 de abril 1º Floreal. Ofensiva francesa en el Rin.
27 de mayo. 8 Pradial. Ejecución de Babeuf y de sus se­guidores al terminar el proceso de Vendóme.
4 de setiembre. 18 Fructidor. Golpe de Estado antimonár­quico.
30 de setiembre. 9 Vendimiario. Bancarrota de los dos tercios de la deuda pública.
17 de octubre. 26 Vendimiario. Paz de Campoformio.
1798
(A partir del 22 de septiembre: Año VII de la Revolución.)
15 de febrero.27 Pluvioso. Fundación de la República Ro­mana.
Abril-mayo. Germinal-Floreal. Elecciones seguidas de la invalidación en masa de los candidatos elec­tos por la izquierda.
Julio. Mesidor-Termidor. Desembarco de Bonaparte en Egipto. Victoria de Las Pirámides.
5 de setiembre. 19 Fructidor. Ley sobre el décadi y los días festivos.
1799
(A partir del 22 de septiembre: Año VIII de la Revolución.)
Marzo. Ventoso. Toma de Jaffa y sitio de San Juan de Acra, en Siria.
Marzo-abril. Germinal. Derrotas francesas en Alemania (Stockach) y en Italia. Elecciones del cuerpo legislativo.
16-18 de junio. 28-30 Pradial. Los consejos vuelven a tomar el control del Directorio: giro a la izquierda. 19 de junio 1º  Mesidor. Fundación del Club de Jacobi­nos del Manège.
Julio-agosto .Termidor. Victoria de Abu-Qir en Egipto. Reveses en Italia (Trebia).
15 de agosto. 28 Termidor. Bonaparte abandona Egipto.
25-27 de setiembre. 3-5 Vendimiario. Victoria de ios franceses sobre los austro-rusos en Zurich.
9 de octubre. 17 Vendimiario. Bonaparte desembarca en Fréjus.
9 de noviembre.18 Brumario. Golpe de Estado contra el Di­rectorio y el Consejo.
DOCUMENTOS.
Los cuadernos de queja
Cuadernos de la nobleza de Montargis
"Nosotros declaramos que nunca consentiremos que se extingan los derechos que han caracterizado hasta hoy el orden nobiliario y que hemos recibido de nuestros antepasados(…). Recomendamos a nuestros diputados que se opongan a todo cuanto pueda atentar contra las propiedades útiles y honoríficas de nuestras tierras (…)"

Quejas de las lavanderas de Marsella

"Los sentimientos patrióticos son la divisa de todos; la clase más baja de los ciudadanos, en la que nos encontramos, no está menos entusiasmada por la dicha esperada que los sujetos más opulentos (…)
Si bien no tenemos capacidad para manifestar nuestros sentimientos de reconocimiento por medio de escritos, tenemos la de expresarlos por medio de aclamaciones.
Pero, ¿qué caritativo ciudadano nos prestará su pluma para darnos a conocer, qué protector nos otorgará su mediación para hacer llegar hasta los pies del Trono nuestras justas quejas? Nosotras estamos con todas las que se han manifestado. ¿Podría alguien estar menos atento a nuestras justas quejas que a las de tantos otros sujetos? Un único tema interesa a nuestra profesión y todo el mundo ha omitido hablar de él.
Debemos quejamos de la fabricación del jabón blanco: de los malhechores que lo adulteran aumentándolo de peso; de las almas interesadas que franquean todos los límites de la humanidad y que no temen fundar su fortuna sobre la más pura sangre de la más baja población."

        Peticiones del Tercer Estado

"El plan de este escrito es muy simple. Nos planteamos tres preguntas:
1 ~ ¿Qué es el Estado llano? Todo.
2~ ¿Qué ha sido hasta el presente en el orden político? Nada.
3~ ¿Qué pide? Llegar a ser algo.
¿Quién osaría decir que el Estado llano no contiene en sí todo lo necesario para formar una nación completa? Es un hombre fuerte y robusto que tiene aún un brazo encadenado. Si se hiciera desaparecer el orden privilegiado, la nación no sería menos, sino más. Y ¿qué es el Estado llano? Todo, pero un todo trabado y oprimido ¿Y qué sería sin el orden privilegiado? Todo, pero un todo libre y floreciente. Nada puede funcionar sin él, todo andaría infinitamente mejor sin los demás. No basta haber mostrado que los privilegios, lejos de ser útiles a la nación, no pueden sino debilitarla y dañarla. Es menester probar aún que el orden noble no entra en la organización social; que puede ciertamente ser una carga para la nación, pero que no sabría formar parte de ella. En primer lugar no es posible, entre el número de todas las partes elementales de una nación, hallar lugar para situar la casta de los nobles. Bien sé que hay individuos en gran número cuyas enfermedades, su incapacidad, una pereza incurable, o el torrente de malas costumbres, les hacen ajenos para los trabajos de la sociedad. La excepción y el abuso están por doquier junto a la regla y sobre todo en un vasto imperio. Pero tendremos que convenir en que mientras menos abusos existan de este tipo, tanto más ordenado estará el Estado. El peor ordenado de todos sería aquel en que no solamente unos particulares aislados, sino toda una clase entera de ciudadanos tendrían como timbre de gloria el permanecer inmóviles en medio del movimiento general, y consumiendo la parte mejor del producto, sin haber contribuido en nada a su creación. Una clase así es seguramente ajena a la nación por su ociosidad.
El orden noble no es menos ajeno entre nosotros, por sus prerrogativas civiles y públicas.
¿Qué es una nación? Un cuerpo de asociados que viven bajo una ley común y representados por la misma legislatura.
¿No es evidente que la nobleza tiene privilegios, dispensas, incluso derechos separados de los del gran cuerpo de ciudadanos? Por esto mismo sale de la ley común, y por ello sus derechos civiles lo constituyen en pueblo aparte dentro de la gran nación. Verdaderamente es un imperium in imperio.
Respecto a sus derechos políticos, también los ejerce separadamente. Tiene sus representantes que no están encargados en absoluto por procuración de los pueblos. El cuerpo de sus diputados se reúne aparte. Pero aun cuando se reuniera en una misma sala con los diputados de los simples ciudadanos, no es menos verdad que su representación es distinta por esencia y separada. Es ajena a la nación por principio, puesto que su misión no emana del pueblo, y por su objeto, puesto que consiste en defender no el interés general, sino el particular.
El Estado llano abarca todo lo que pertenece a la nación y todo lo que no es el Estado llano no puede contemplarse como representante de la nación.
¿Qué es el Estado llano? Todo."SIEYÉ5, E.-J. (Abad), ¿Qué es el Estado llano?, 1789.
Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, 1789
"Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea Nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer, en una declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre, para que esta declaración constantemente presente a todos los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus deberes; para que los actos del poder legislativo y los del poder ejecutivo, pudiendo en cada instante ser comparados con el objeto de toda institución política, sean más respetados; para que las reclamaciones de los ciudadanos, fundadas desde ahora sobre principios simples e incontestables, redunden siempre en el mantenimiento de la Constitución y en la felicidad de todos. En consecuencia la Asamblea Nacional reconoce y declara, en presencia y bajo los auspicios del Ser supremo, los siguientes derechos del hombre y del ciudadano:
Art. 1. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales no pueden fundarse más que sobre la utilidad común.
Art. 2. El objeto de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescindibles del hombre. Estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.
Art. 3. El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación. Ningún cuerpo ni individuo puede ejercer autoridad que no emane expresamente de ella.
Art. 4. La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no dañe a un tercero; por tanto el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los que aseguren a los demás miembros de la sociedad el disfrute de estos mismos derechos. Estos límites no pueden ser determinados más que por la ley.
Art. 5. La ley no tiene derecho de prohibir más que las acciones nocivas a la sociedad. Todo lo que no está prohibido por la ley, no puede ser impedido, y nadie puede ser obligado a hacer lo que ella no ordena.
Art. 6. La ley es la expresión de la voluntad general. Todos los ciudadanos tienen derecho a contribuir personalmente, o por medio de sus representantes, a su formación. La ley debe ser idéntica para todos, tanto para proteger como para castigar. Siendo todos los ciudadanos iguales ante sus ojos, son igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según su capacidad y sin otra distinción que la de sus virtudes y talentos.
Art. 7. Ningún hombre puede ser acusado, arrestado ni detenido, si no es en los casos determinados por la ley, y según las formas por ella prescritas. Los que solicitan, expiden, ejecutan o hacen ejecutar órdenes arbitrarias, deben ser castigados, pero todo ciudadano llamado o designado en virtud de la ley, debe obedecer en el acto: su resistencia le hace culpable.
Art. 8. La ley no debe establecer más que penas estricta y evidentemente necesarias, y nadie puede ser castigado más que en virtud de una ley establecida y promulgada con anterioridad al delito, y legalmente aplicada.
Art. 9. Todo hombre ha de ser tenido por inocente hasta que haya sido declarado culpable, y si se juzga indispensable detenerle, todo rigor que no fuere necesario para asegurarse de su persona debe ser severamente reprimido por la ley.
Art. 10. Nadie debe ser molestado por sus opiniones, incluso religiosas, con tal de que su manifestación no altere el orden público establecido por la ley.
Art. 11. La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los más preciosos derechos del hombre. Todo ciudadano puede pues hablar, escribir, imprimir libremente, salvo la obligación de responder del abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley.
Art. 12. La garantía de los Derechos del Hombre y del Ciudadano necesita de una fuerza pública; esta fuerza queda instituida para el bien común y no para utilidad particular de aquellos a quienes está confiada.
Art. 13. Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, es indispensable una contribución común. Esta contribución debe ser repartida por igual entre todos los ciudadanos, en razón de sus facultades.
Art. 14. Todos los ciudadanos tienen el derecho de comprobar por sí mismos o por sus representantes la necesidad de la contribución publica, de consentirla libremente, de vigilar su empleo y de determinar su cuantía, su asiento, cobro y duración.
Art. 15. La sociedad tiene el derecho de pedir cuentas a todo agente público, de su administración.
Art. 16. Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, ni la separación de poderes determinada, no tiene Constitución.
Art. 17. Siendo la propiedad un derecho inviolable y sagrado, nadie puede ser privado de ella, si no es en los casos en que la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exija evidentemente y bajo la condición de una indemnización justa y previa."
Necesidad de fijar la revolución
"Todo cambio de la constitución es fatal, toda prolonga­ción de la revolución es desastrosa... Me planteo en este punto la verdadera pregunta: ¿Vamos a terminar la revo­lución o vamos a reiniciarla? (Aplausos en todas las partes de la sala). Pero si desafían ustedes una vez a la constitu­ción, ¿cuál será el punto en que se detengan? ¿Qué deja­rán ustedes a sus sucesores? ¿Qué harán esto? He dicho que no temía a los extranjeros, pero temo las agitaciones de una crisis que no tendría límites. No pueden hacernos ningún daño desde el exterior, pero pueden hacernos gran daño desde el interior, al perpetuar este movimiento revolucionario que ha destruido todo lo que podía destruirse, y que no terminará más que por un acercamiento común y apacible de todo aquello que compone la nadan.
Ustedes han reivindicado la igualdad de todos los hombres frente a la ley; han consagrado la igualdad civil y política; han retomado para el Estado todo aquello que se le había quitado, a la soberanía del pueblo; un paso más seria un acto funesto y culpable, un paso más en la dirección de la libertad seria la destrucción de la realeza; y en la dirección de la libertad seria la destrucción de la propiedad. Si se quisiera aún destruir, cuando todo lo que había que destruir ya no existe; si se creyera no haber hecho todo por la igualdad, cuando se ha asegurado la igualdad de todos los hombres, ¿se encontraría acaso una aristocracia que aniquilar, si no es la de la propiedad? Se ha arrastrado a algunos hombres de gabinete, algunos hombres sabios en geometría (y que no muestran el mis­mo conocimiento científico en política), se les ha arras­trado por abstracciones, pero no se puede arrastrar al pueblo más que por realidades. La noche del 4 de agosto ha dado más fuerza a la revolución que las grandes máxi­mas de la filosofía y de la razón que constituyen la base de vuestros decretos más sublimes; ahora bien, ¿qué noche del 4 de agosto queda por hacer? Entonces, es cierto que es tiempo de terminar la revolución; que si debió comenzarse y sostenerse por la gloria y la felicidad de la nación, debe detenerse cuando está concluida; y que, en el momento en que la nación es libre, en que todos los franceses son iguales, querer más es querer comenzar a dejar de ser libres y hacerse culpable. (La sala resuena durante varios minutos con aplausos unánimes y reitera­dos.) Hoy día todo mundo sabe que todos tienen interés en terminar la revolución. Aquellos que han perdido sa­ben que es imposible hacerla retroceder; aquellos que la han hecho saben que está concluida y que, para su gloria, hace falta fijarla."Barnave(15 de julio de 1791)
Opiniones sobre la guerra
"¡Que imbéciles son! No se dan cuenta de que nos están sirviendo."Frase de la reina MARÍA ANTONIETA, pronunciada el 14 de diciembre de 1792.
"Gracias a la fuerza de la razón y de los hechos he llegado a la convicción de que un pueblo que ha conquistado la libertad después de seis siglos de esclavitud necesita una guerra. Necesitamos una guerra para consolidar la libertad y limpiar la Constitución de cualquier rastro de despotismo para hacer desaparecer de entre nosotros los hombres que la podrían estropear (…) Los emigrados continúan intentando rebelarse, los soberanos extranjeros continúan ayudándoles(…)
Ellos tienen fe en el ejército de Coblenza; es de allí de donde procede su confianza. ¿Queréis hundir la aristocracia? iHundid Coblenza!"Discurso de BRISSOT a los girondinos, 12 de noviembre de 1791.
"La idea más extravagante que haya podido salir de la mente de un político es la de creer que basta con entrar en una nación extranjera con las armas para hacerle adoptar nuestras leyes y nuestra constitución(…). Antes que los efectos de nuestra Revolución se dejen sentir en los pueblos extranjeros, es necesario que esté bien consolidada (…)Poned orden en las finanzas, parad la depredación, armad al pueblo y las guardias nacionales,(…) haced todo lo que nos haga invencibles frente a nuestros enemigos. (…) Habéis dicho que el foco principal de nuestro mal está en Coblenza, pero no: creed que está en París. Aprended de una vez que la verdadera Coblenza está en Francia (…)."Discurso de ROBESPIERRE a los jacobinos, 2 de enero de 1792.
El proceso de Luis XVI. Actitud de los girondinos
"Llegamos al momento fatal del juicio del presente rey. ¿Es culpable? Ninguna persona de buena fe lo duda. Yo soy uno de los que le atacaron con más fuerza cuando estaba en el trono y se tenía el valor de hacerlo, entonces yo hubiese sido el primero en honrar al Brutus que hubiera librado a su patria de un tirano. Pero hoy este tirano está tras las rejas y desde ese momento bajo la salvaguarda de la ley.
No entraré aquí en la discusión de si corresponde efectivamente a la Convención Nacional decretar su arresto (…)después de haber puesto en evidencia todos sus crímenes, y haber tomado todas las precauciones de salvación pública, que hacerle perecer sobre una parrilla como a Ch. Stuard. Me limitaré a poner en evidencia los medios que la perfidia emplea, para que los miembros de la Convención, obligados a juzgarle por un decreto, sean igualmente víctimas en caso de pronunciar o no pronunciar tal decreto.
(…) Europa entera tiene los ojos puestos en este juicio memorable al cual está unido, no hay que disimularlo, el destino de este imperio, golpeado por cuatro años de tempestades, y que se encuentra hoy entre el precipicio de la anarquía y el puerto, sembrado de escollos, que conduce a la paz y la felicidad pública".Courier des Départements, 26 de noviembre de 1792.
El proceso de Luis XVI. Las convicciones de Robespierre
"Se teme que el castigo del último de nuestros reyes produzca una sensación irritante en los países extranjeros (…)
Los reyes son los más soberbios de los mortales; son pues los más viles en cuanto oigan retumbar la tormenta de la colera del pueblo, temblarán en el fondo de sus palacios; en cuanto tiemblen, ya dejan de existir, yo sé que para prevenir este golpe intentarán sembrar en medio de vosotros la confusión y la discordia; que derramarán el oro a manos llenas y que ensayarán todos los medios de seducción. Pero ahí se acabarán todas sus fuerzas y es ese el único peligro que habréis de prevenir. Antaño hicieron las mismas tentativas para salvar a Carlos 1. (…) La Asamblea ha sido arrastrada, sin saberlo, lejos de la verdadera cuestión. No hay aquí ningún proceso que hacer. Luis no es en absoluto un acusado. Vosotros no sois en absoluto sus jueces. No sois, no podéis ser más que hombres de Estado y representantes de la Nación. No tenéis ninguna sentencia que dictar a favor o en contra de un hombre sino una medida de salvación pública que tomar, un acto de providencia nacional que ejercer. Un rey destronado, en la República, no sirve más que para dos cosas, o confundir la tranquilidad del Estado y destrozar la libertad, o reforzar una y otra a la vez.(…) Por lo tanto, presentar al universo su crimen como problema, su causa como el objeto de la discusión más importante, más religiosa, más difícil que puede ocupar a los representantes del pueblo francés; establecer una distancia inconmensurable entre el único recuerdo de lo que él fue y la dignidad de un ciudadano, es precisamente haber encontrado el secreto de volverle todavía peligroso para la libertad."Cartas de Robespierre a sus compañeros de Comité.
El problema de las subsistencias
"Existe en París un buitre secreto. ¿Qué hacen ahora tantos hombres que vivían con hábitos de rico? La miseria ha hecho nacer la Revolución; la miseria puede destruirla. Se trata de saber si una multitud que vivía hace muy poco tiempo de las superfluidades, del lujo, de los vicios de otra clase, puede vivir de la simple correlación de sus necesidades particulares.
(…)La desproporción del papel moneda ha destruido el comercio y la economía bajo estas primeras relaciones; la naturaleza de este papel moneda ha provocado la carestía de granos.
En ocasiones anteriores, la moneda era menos abundante; una buena parte de ella estaba atesorada, lo que incluso, hacía bajar el precio de las cosas. En un determinado número de años veíamos, en medio de una misma abundancia, variar los precios de los artículos de consumo: era debido a que, en dicho período de tiempo, por determinadas razones, la moneda atesorada salía de las cajas y volvía a la circulación en una cantidad más o menos grande. En la actualidad ya no se atesora. No tenemos oro. Y este es necesario en un Estado; por el contrario, se acumulan o se retienen los objetos de consumo y el papel moneda se desvaloriza cada vez más. La carestía de granos proviene de ello. El campesino, que no quiere aumentar su tesoro mediante el papel, vende sus granos con desconfianza. En cualquier otro comercio es necesario vender para vivir de los provechos de la venta. El campesino, por el contrario, no compra nada; sus necesidades no están en el comercio. Esta clase tiene la costumbre de atesorar, cada año, en especies, una parte del producto de la tierra; en la actualidad, prefiere conservar sus granos en lugar de acumular papel. De ello resulta que la moneda del Estado no puede medirse con la parte más considerable de los productos de la tierra, que están escondidos porque el campesino no tiene necesidad de ellos, y no pone a la venta más que la porción de productos necesarios para sus arrendamientos.
Hay quien se queja del lujo de los campesinos. No voy a decidir si el lujo es bueno en sí mismo; si nosotros fuéramos tan felices para que el campesino gustara del lujo, sería necesario que este vendiera su trigo para comprar las superfluidades.(…) Será necesario el lujo en vuestra República, o determinadas leyes violentas contra el campesino, que acabarán por perder a la República. (…) Todo el mundo quiere mucho de la República; nadie quiere ni pobreza ni virtud. La libertad hace la guerra a la moral, por así decirlo, y quiere reinar a pesar de esta última.
Es necesario, pues, que el legislador actúe de tal manera que el campesino gaste o no sienta repugnancia en acumular papel (…) Es necesario, por último, equilibrar la moneda, los productos, las necesidades: he aquí el secreto de la administración económica.
Por consiguiente, considerad, os lo ruego, si los productos, las necesidades y la moneda están proporcionados en la República. Los productos están escondidos; las necesidades han nacido con la tiranía; la moneda se ha cuadruplicado positiva y relativamente. A duras penas se consigue arrancar los productos de las manos avaras que los almacenan. Estos son los vicios de carácter público que tendremos que vencer para llegar al Estado republicano; ya que nadie tiene entrañas y la patria llena de monstruos y de desalmados."Discurso de Saint-Just, 29 de noviembre de 1792.
Declaración de los derechos del año I
"Art. 18.- Todo hombre puede comprometer sus servicios, su tiempo, pero no puede venderse, ni ser vendido: su persona no es una propiedad alienable(...) No puede existir más que un compro­miso de atenciones y de reconocimiento entre el hombre que tra­baja y el que le emplea
Art. 21. -La sociedad debe la subsistencia a los ciudada­nos desgraciados, sea procurándoles trabajo, sea garantizando los medios de existencia a los que no se encuentran en condición de trabajar.
Art. 22- La instrucción es una necesidad para todos. La sociedad debe favorecer con todo su poder los progresos de la ra­zón pública y poner la instrucción al alcance de todos los ciuda­danos...
Art. 27. -Que todo individuo que usurpe la soberanía sea al instante ejecutado por los hombres libres.
Art. 30.-Las funciones públicas son esencialmente tempora­les: no pueden ser consideradas como unas distinciones, ni como unas recompensas, sino como unos deberes.
Art. 35. -Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección se convierte para el pueblo y para cada porción del pueblo en el más sagrado de los derechos y en el más indispensa­ble de los deberes."
16- ¿Qué nuevos derechos y obligaciones aparecen?
El gobierno revolucionario
"La Convención Nacional, después de haber escuchado el informe de su Comité legislativo, decreta lo que sigue:
TÍTULO 1. 1. Se establecerá en París un tribunal criminal extraordinario que entenderá en todos los asuntos contrarrevolucionarios (…)
TÍTULO II. 2. Los bienes de los que sean condenados a la pena de muerte serán incautados por la República (…)
La Convención Nacional, después de haber escuchado el informe de su Comité de Salud Pública, decreta:
1.       Desde este momento y hasta que los enemigos hayan sido expulsados del territorio de la República, todos los franceses están a disposición permanente para el servicio en el ejército.
2.       La leva será general, los ciudadanos solteros o viudos sin hijos de 18 a 20 años, marcharán los primeros.
El gobierno provisional de Francia será revolucionario hasta la paz. El Comité ejecutivo provisional, los ministros, los generales, los cuerpos constituidos serán puestos bajo la supervisión del Comité de Salud Pública, que rendirá cuentas cada ocho días a la Convención."
Petición de la sección parisiense de los sans-culottes a la Convención (2 de septiembre de 1793)
"La Asamblea general de la sección sans-culottes considerando que para todos los ciudadanos existe el deber de poner y proponer las medidas que les parezcan más adecuadas para hacer renacer la abundancia y la tranquilidad pública, acuerda pedir a la Convención que decrete:
1º Que los anteriormente llamados nobles no puedan ejercer ninguna función militar, ni ocupar ningún empleo público sea cualquiera su naturaleza; que los antiguos parlamentarios, los financieros y los sacerdotes sean destituidos de todas sus funciones administrativas o judiciales.
2º Que todos los precios de los artículos de primera necesidad sean fijados de acuerdo con los de los años llamados antiguos, comprendidos los de 1789 y 1790 proporcionalmente a sus diferentes cualidades.
3º Que los precios de las materias primas sean fijados también de manera que los beneficios de la industria, los salarios del trabajo y las ganancias del comercio que estarán reguladas por la ley, permitan al hombre industrioso, al cultivador, al comerciante, el procurarse no sólo las cosas indispensables y necesarias a la conservación de su existencia, sino también todo aquello que pueda ayudar a su goce.
4º Que los agricultores que por cualquier accidente hayan perdido la cosecha sean indemnizados por el erario público.
5º Que se conceda a cada Departamento una suma suficiente para que los precios de los artículos de primera necesidad sean los mismos para todos los individuos que integran la República francesa.
6º Que las sumas concedidas a los Departamentos han de ser empleadas en hacer desaparecer las diferencias en los precios de los géneros de primera necesidad, motivadas por los transportes, en toda la extensión de la República francesa, la cual debe procurar a cada uno de sus hijos las mismas ventajas.
7º Que los arriendos sean anulados y vueltos al mismo precio en que estaban durante los años comunes que vosotros escogeréis para fijar invariablemente el precio máximo de los artículos y géneros de primera necesidad.
8º Que sea fijado un máximo a las fortunas.
9º Que cada individuo sólo pueda poseer un máxima
10º Que nadie pueda tener alquiladas más tierras que las que son necesarias para una cantidad determinada de aperos de labor.
11º Que un mismo ciudadano no pueda tener sino un solo taller, una sola tienda.
12º Que todos aquellos que tienen mercancías o tierras a su nombre sean reconocidos como sus propietarios.La sección de los sans-culottes piensa que estas medidas llevarían a la abundancia y tranquilidad, harían desaparecer poco a poco la demasiada gran desigualdad de las fortunas, y acrecentarían el número de los propietarios.
Saint-Just llama a la constitución de un gobierno revolucionario)
"(...) las leyes son revolucionarias; quienes las ejecutan no lo son. Es tiempo de anunciar una verdad que de ahora en adelante no debe salir de las ideas de aquellos que gobier­nan: La república no será fundada más que cuando la vo­luntad del soberano comprima la minoría monárquica y reine sobre ella por derecho de conquista.
Ya no deben ustedes tratar con miramiento a los ene­migos del nuevo orden de cosas, y la libertad debe vencer, al precio que sea.
No es de esperarse que ocurra prosperidad alguna en tanto que respire el último enemigo de la libertad. Tie­nen ustedes que castigar no sólo a los traidores, sino tam­bién a los mismos indiferentes.  Tienen ustedes que casti­gar a todo aquel que sea pasivo en la república, y que no haga nada por ella. Porque desde que el pueblo francés ha manifestado su voluntad, todo lo que se le opone está fuera del soberano; lo que está fuera del soberano es el enemigo.
Si las conjuras no hubieran inquietado a este impe­rio, si la patria no hubiera sido mil veces víctima de leyes indulgentes, sería placentero regir por medio de máxi­mas de paz y de justicia natural; estas máximas son ade­cuadas entre los amigos de la libertad; pero entre el pueblo y sus enemigos no hay nada en común más que la espada. Hay que gobernar con el hierro a aquellos que no se puede gobernar por la justicia; hay que oprimir a los ti­ranos. Han tenido ustedes energía; pero ésta le ha faltado a la administración pública. Han deseado ustedes la econo­mía; la contabilidad no ha secundado vuestros esfuerzos. Todo el mundo ha robado al Estado. Los generales han hecho la guerra contra su ejército; los poseedores de la producción y de las mercancías, todos los vicios de la anarquía, se han ligado contra el pueblo y contra ustedes.
Todo pueblo no tiene más que un solo enemigo peli­groso, y es su propio gobierno; el suyo les hace a uste­des constantemente la guerra con impunidad.
Es imposible que las leyes revolucionarias sean ejecutadas si el gobierno mismo no está constituido en sentido revo­lucionario.
No pueden esperar ustedes que haya prosperidad si no establecen un gobierno que, benévolo y moderado hacia el pueblo, sea terrible consigo mismo por la energía de sus informes; este gobierno debe pesar sobre sí mismo y no sobre el pueblo. Toda injusticia hacia los ciudadanos, to­da traición, todo acto de indiferencia hacia la patria, toda molicie debe reprimiese soberanamente.
Hay que precisar los deberes, hay que poner en todo si­tio la espada contra el abuso, de forma que todo sea libre en la república, excepto aquellos que conjuran contra ella y que gobiernan mal.(. ..)Deben ustedes disminuir en todo sitio el número de los agentes, con el fin de que los jefes trabajen y piense" Informe hecho a nombre del Comité de Salvación Pública (10 de octubre de 1793
El Terror Blanco
"Por todos los lugares el mismo espectáculo: compañías de asesinos regularmente organizados, quienes, con gran gozo, degüellan a sus prisioneros mientras la población se hace la sorda ante los gritos de las víctimas. Los degolladores realizan su obra sin prisas, pero con seguridad (…). Las autoridades no aparecen hasta que todo ha terminado y no queda nadie a quien salvar (…) Saborean la victoria lentamente; es por esto por lo que las carnicerías de la reacción se distinguen mejor que las de los revolucionarios (…) En el campo no se puede degollar en masa, pero se hace aisladamente, según la oportunidad.
Estas matanzas ejecutadas por los jacobinos blancos prueban que quien practica el terror debe estar seguro de poder hacerlo siempre. Otra característica del terror blanco, la frivolidad, lo aproxima a la ferocidad; se mataba con atención o con elegancia, o lujo, como si se fuera a una partida de caza.
(…)¿Cuál fue el número de víctimas de la reacción? Nunca se sabrá(…) no existe ningún medio de constatar la verdad.
(…)La barbarie no sólo era el saqueo de pueblos, propiedades y muertes de personas, había otra peor(...) cuando las gentes honestas aprobaban las rapiñas y los asesinatos, porque creían encontrar la seguridad o el placer en la venganza; aquí está la verdadera barbarie, porque representa la extirpación total de la conciencia del género humano" QUINET, E., La Révolution, París. 1895.
El Manifiesto de los Iguales
"Desde tiempos inmemoriales se nos repite con hipocresía que los hombres son iguales 1...]. La igualdad no fue otra cosa que una bella y estéril ficción de la ley. Hoy, cuando es reclamada con voz más potente, se nos responde: ¡Callad, miserables! La igualdad de hecho no es más que una quimera, contentaos con la igualdad condicional.
Vosotros sois iguales ante la ley. Canalla. ¿Qué más te falta? Legisladores, gobernantes, ricos propietarios, escuchad ahora vosotros.
Somos todos iguales, ¿no es así? Este principio es indiscutible (…)Y bien, nosotros pretendemos desde ahora vivir y morir iguales de la misma manera que hemos nacido: queremos la igualdad real o la muerte. Esto es lo que nos falla.
La Revolución Francesa no es más que el precedente de otra mayor, mucho más solemne y que será la última. El pueblo ha pisoteado el cuerpo de los reyes y los curas coaligados contra él: hará lo mismo con los nuevos tiranos, los nuevos tartufos políticos aferrados a los mismos puestos que los antiguos (…)
Necesitamos no sólo esta igualdad transcrita en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano; la queremos entre todos nosotros, bajo el techo de nuestras casas. Todo lo admitimos por ella (…)
La ley agraria o el reparto de tierras fue el deseo instantáneo de algunos soldados sin principios, de algunos pueblos movidos más por su instinto que por la razón. Nosotros tendemos a algo más sublime y más equitativo:
¡El bien común o la comunidad de bienes! (…)
Declaramos no poder soportar por más tiempo que la mayoría de los hombres trabaje al servicio y para el placer de un ínfima minoría.
(…) Ha llegado la hora de fundar la República de los Iguales.
(…)La organización de la igualdad real, la única que responde a todas las necesidades, sin provocar víctimas, sin costar sacrificios, quizá no complazca al principio a todo el mundo. El egoísta, el ambicioso se encolerizarán. Aquellos que poseen injustamente protestarán contra la injusticia. Los privilegios exclusivos, los disfrutes individuales, las condiciones personales provocarán vivas quejas (…)
La igualdad de hecho es la única que puede convertirse y satisfacer todos tus deseos. Las constituciones de 1791 y 1795 apretaban tus cadenas en vez de romperlas (…)
Abre los ojos y el corazón a la plenitud de la felicidad: reconoce y proclama con nosotros la República de los Iguales."Le Peuple Français, París. (Babeuf, 30 de noviembre de 1795)







BIBLOGRAFÍA UTILIZADA

BERGERON, L.-FURET, F.-KOSELLECK, R.,"La época de las revoluciones 1780-1848", México, Siglo XXI, 1980, 6º ed.
HOBSBAWM, Eric, "Las revoluciones burguesas", Barcelona, Labor, 1987,11º ed.
MANAU, M., ET AL "Prácticas de Historia contemporánea", Barcelona, Oikos- Tau, 1993
MARKOV, Walter,"Napoleón"", Buenos Aires, CEAL, 1968
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[1] Sans-culottes: Incluía un grupo heterogéneo compuesto por trabajadores, artesanos y pequeños comerciantes.
[2]  Entendemos por clase social (parafraseado a Lenin.,"Una gran iniciativa"(1919):
Las clases sociales son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción históricamente determinado[no es lo mismo ver como funciona la sociedad en la Grecia antigua que en la actual]
Por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción( relaciones que las leyes refrendan y formulan en su mayor parte), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo)[unos son los dueños de las fábricas y otros trabajan en ella]
Y, consiguiente, por el modo y la proporción en que perciben parte de la riqueza social de que disponen.[el reparto de la riqueza no es equitativo]
Las clases sociales son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo de otros por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social[el amo se apropia del trabajo del esclavo, el señor el del siervo, el burgués el del obrero]
[3] Una posición contraria a esta opinión es la del historiador francés Francois Furet "Es indudable que el proceso revolucionario no puede reducirse por entero a un análisis de clases o de grupos sociales en sus determinaciones económicas y sociales globales"
[4] Así la describía un contemporáneo“La maravillosa locura es que en las nueve décimas partes de los campos cercados de Francia el sistema de administración es el mismo que en los openfields(…)Todavía se mantiene la rotación de barbecho (…) y todo esto en suelos como los de Bretaña, Sologne (…) infinitamente mejorables y preparados para el mejor sistema de rotación de Norfolk.(…) Estamos convencidos que una agricultura como la de este reino se encuentra en la misma situación que en el siglo X.”YOUNG, A., Viajes durante los años 1787, 1788 y 1789 por el reino de Francia, 1792-94.
[5] La Ilustración estableció los principios políticos y sociales de la nueva sociedad. Voltaire fue el defensor de la libertad de pensamiento y la tolerancia religiosa. Montesquieu estableció la separación de poderes. Rousseau puso las bases de la soberanía popular y la democracia parlamentaria. La Enciclopedia fue el vehículo principal de expansión de estas ideas frente a las que el Antiguo Régimen no podría resistir
[6] Así describía a la burguesía un contemporáneo “Las ciudades habían aumentado considerablemente; se habían fundado plazas comerciales tales como Lyon, Nantes, Burdeos, Marsella (…) París, que se habían acrecentado de manera asombrosa; en tanto que los nobles abandonaban sus tierras para venir a arruinarse aquí, los plebeyos obtenían de aquí tesoros con la ayuda de su industria. Todas las pequeñas ciudades de provincia habían llegado a ser más o menos comerciantes, casi todos tenían manufacturas o algún objeto particular de comercio. Todas estaban pobladas de pequeños burgueses más ricos y más industriosos que los nobles, y que habían encontrado el medio de enriquecerse [al servicio de los nobles], cuando no podían entregarse a las más altas especulaciones Habían recibido en general una educación que les era más necesaria que a los gentilhombres, de los que unos por nacimiento y por su riqueza, obtenían los primeros puestos del Estado sin mérito y sin talento, mientras que otros estaban destinados a languidecer en los empleos subalternos del ejército [...1Así, en París y en las grandes ciudades, la burguesía era superior en riquezas, en talento y en mérito personal. Tenía en las ciudades de provincia la misma superioridad sobre la nobleza rural, y sentía esta superioridad, aunque en todas partes era humillada."MARQUÉS DE BOUILLÉ, Memorias, t. II.
[7] El Tercer Estado, que no era un grupo homogéneo, constituía la mayoría de la población francesa. El campesinado, sin estar sometido a servidumbre, soportaba el régimen señorial. Las clases populares urbanas sufrían las carestías de alimentos en los años de malas cosechas. La burguesía, tanto la alta (grandes comerciantes, propietarios y banqueros), como la media y baja (pequeños comerciantes, artesanos y profesiones liberales) era la clase dueña de los medios de producción industrial y manufacturera, del comercio y las finanzas, y alimentaban las arcas del Estado con sus impuestos, pero no podía hacer valer sus intereses.

[8] "Los grandes monumentos legales franceses, los códigos que sirvieron de modelo para todo el mun­do burgués no anglosajón, fueron napoleónicos. La jerarquía de los funcionarios públicos —desde prefecto para abajo—, de los tribunales, las Uni­versidades y las escuelas, también fue suya. Las grandes «carreras» de la vida pública francesa—ejército, administración civil, enseñanza, justi­cia— conservan la forma que les dio Napoleón. Napoleón proporcionó estabilidad y prosperidad a todos, excepto al cuarto de millón de franceses que no volvieron de sus guerras, e incluso a sus parientes les proporcionó gloria. Sin duda los in­gleses se consideraron combatientes de la libertad frente a la tiranía; pero en 1815 la mayor parte de ellos eran probablemente más pobres y estaban peor situados que en 1800, mientras la situación social y económica de la mayoría de los franceses era mucho mejor, pues nadie, salvo los todavía menospreciados jornaleros, había perdido los sus­tanciales beneficios económicos de la revolución. No puede sorprender, por tanto, la persistencia del bonapartismo como ideología de los franceses apolíticos, especialmente de los campesinos más ricos, después de la caída de Napoleón. Un segun­do y más pequeño Napoleón sería el encargado de desvanecerlo entre 1851 y 1870.
Napoleón sólo destruyó una cosa: la revolución jacobina, el sueño de libertad, igualdad y fraterni­dad y de la majestuosa ascensión del pueblo para sacudir el yugo de la opresión. Sin embargo, éste era un mito más poderoso aún que el napoleó­nico, ya que, después de la caída del emperador, sería ese mito, y no la memoria de aquél, el que inspiraría las revoluciones del siglo XIX, incluso en su propio país."Hobsbawn, "La época de las revoluciones burguesas",p143
[9] "Art. 1. Siendo la desaparición de toda clase de corporación de ciudadano de un mismo estado o profesión una de las bases fundamentales de la constitución francesa, queda prohibido establecerla de hecho, bajo cualquier pretexto o forma que sea.
Art. 8 Todas las manifestaciones compuesta por artesanos, obreros, oficiales jornaleros, o excitadas por ello contra el libre ejercicio de la industria y del trabajo, pertenecientes a cualquier clase de personas,(….)contra la acción de la policía y la ejecución de sentencias(…),así como contra la subastas y públicas adjudicaciones de diversas empresas, serán consideradas sediciosas, y como tales, serán disueltas por los agentes de la Fuerza Pública, tras los requerimientos legales que les serán hechos, y después con todo el rigor de las leyes contra los autores, instigadores y jefes de dichas manifestaciones y contra todos aquellos que hubieren intentad o realizado actos de violencia"
[10] Se habían formado para elegir diputados a los Estados Generales en 1789, pero no se disolvieron y sus sesiones fueron declaradas permanentes. Los ciudadanos pasivos pudieron ingresar en ellas.

[11] La figura de Robespierre ha sido de las mas discutida en la historia de la revolución para dar un ejemplo se puede ver las diferentes valoraciones de los historiadores sobre el mismo: Gaxotte(1958) "Es un personaje abominable. Un día hice la cuenta de las personas que hizo masacrar por el Comité de Salvación Pública(…) Sería escandaloso darle a una calle el nombre de un hombre que hizo masacrar tantos franceses". Lefebvre(1958)"Para mí es el defensor incorruptible de la Revolución de 1789. En eso nunca transó. Fue el jefe de la resistencia revolucionaria". Mathiez (1974) "Cuando la Francia revolucionaria, atacada en todas sus fronteras por la Europa monárquica y desgarrada por una parte de sus hijos que pactaban con el enemigo, resolvió vencer o perecer, organizo el terror que fue el instrumento necesario de la victoria(…) Si fue un crimen organizar el despotismo de la libertad para vencer el despotismo de los reyes, Robespierre cometió ese crimen, con todos los montañeses. Salvó con ellos la Revolución y a Francia"