viernes, 28 de marzo de 2014

El Materialismo histórico I.



El Materialismo histórico I.
Prof. Líber Romero

Marx y Engels al aplicar la dialéctica al estudio de la sociedad construyeron el  materialismo histórico. En formas de generalizaciones o abstracciones de los hechos estudiados (los Grundisse, El Capital) o en la aplicación de su teoría al análisis histórico concreto (El 18 brumario…o la luchas sociales en Francia)  estructuraron, en líneas generales,  una teoría de la historia[1]. Afirmar que todo está relacionado con todo y en constante movimiento contradictorio  y que esto no es parte de la esfera del espíritu sino del desenvolvimiento social llevó a una revolución de la forma de pensar la sociedad.  Trataremos de abordar en varios artículos los aspectos esenciales de esta concepción.

El contexto histórico
Hacia mediados del siglo XIX la mayoría de la población del mundo era campesina. La servidumbre de la gleba  había sido abolida al oeste del Elba, mientras que al este seguía siendo mayoritaria. Este cambio jurídico no significó una modificación en la situación concreta de la mayoría de la población. Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda y algunos núcleos en Alemania habían desarrollado algunas de las características de la sociedad industrial. La esclavitud si bien había disminuido por la prohibición del tráfico aún preponderaba como mano de obra en grandes extensiones (Brasil, sur de EEUU y Cuba).
La monarquía era el gobierno predominante en Europa, salvo excepciones en donde un parlamento- electo censatariamente- ponía límites al poder del rey.  La burguesía se irá afianzando como clase en el poder a través de un conjunto de revoluciones (1820, 1830,1848).  A partir de la revolución de  1830, en Francia, la gran burguesía financiera sustituye como clase dominante a la aristocracia. Esta revolución tuvo como resultado mostrar el renacimiento de las revueltas populares que dejaban obsoletas a las hermandades secreta (carbonarios).
Los obreros a excepción de Inglaterra no eran significativos desde el punto de vista cuantitativo y en la mayoría de los países en donde existía industria su organización era débil o no existía todavía. Dentro del incipiente movimiento obrero el sector más consciente pertenecían a los trabajadores manuales de los talleres. Esta incipiente clase obrera comenzó tomar conciencia de su papel social producto de su enfrentamiento con el capital (luddismo, cartismo). Al tiempo que  un conjunto de intelectuales la empezaron a ver como objeto de análisis; estos primeros socialistas (recién en 1834 aparece el termino para definir a una concepción del mundo distinta) brindaran las primeras armas teóricas a la clase en ascenso (Saint-Simon. Fourier, Owen, Proudhon).

Marx y Engels

Nacidos en familias burguesas Marx hizo su carrera universitaria en derecho y filosofía y Engels se fue haciendo cargo de las fábricas de su padre. Se iniciaron políticamente como liberales y hegelianos de izquierda. Los problemas sociales los  fueron acercando  a los sectores subalternos (El robo de la leña o la situación de la clase obrera). Se conocieron en 1842 pero recién dos años después comenzaron a trabajar en conjunto. Su teoría se nutre de los aportes de la economía política clásica (Smith, Ricardo), de la filosofía alemana (Hegel y Feuerbach) y los primeros socialistas (ver LENIN).
Se puede encontrar diferencias en estilos de escritura, Engels es más didáctico  que Marx, y en temas de interés (filosófico, económico y político en uno o económico, militar y político en el otro), pero el materialismo histórico es producto de su esfuerzo conjunto.

Sus obras

Marx y Engels  fueron  prolíferos escritores entre obras terminadas, esbozos de la mismas, cartas y artículos periodísticos se cuentas más de 40 volúmenes de la obras (in)completas. En vida pocos de sus los libros que fueron publicados y  aún no se cuenta, en ningún idioma, con una edición completa de sus obras. No creemos que sea necesario conocer hasta el último escrito de un autor para comprender lo esencial de su pensamiento, sin embargo es interesante comprender que el marxismo del siglo XX fue elaborado a partir de un conjunto reducido de las obras de sus creadores.
Dejando afuera los artículos periodísticos escritos en distintos medios en EEUU y Europa y que por lo tanto no componía una unidad visible, se puede ver que el corpus de libros marxista  era exiguo en comparación con lo que hoy tenemos acceso. Antes de 1848 fueron publicadas: La situación de la clase obrera en Inglaterra (E) La sagrada familia (M-E), La pobreza de la Filosofía (M), El manifiesto comunista (M-E). Después del 48: La lucha de clase en Francia (M), El dieciocho brumario de Luis Bonaparte (M). La guerra campesina alemana (E), Revolución y contrarrevolución en Alemania (M), Crítica de la economía política (M)(cuyo prologo sintetiza su concepción sobre la estructura social), El capital tomo 1(M), La guerra civil en Francia (M). Luego de la muerte de Marx, Engels se encargo de publicar  El capital tomos 2 y 3(M), La crítica del programa de Gotha(M-E) y en forma personal elaboró el Antiduhring(en donde sistematiza-en polémica-el materialismo dialéctico e histórico), El origen de la Familia, la propiedad privada y el Estado, Ludwing Feuerbach.
Obras consideradas esenciales para comprender el marxismo recién vieron la luz en el siglo XX: Dialéctica de la naturaleza (E) en 1925, Manuscritos políticos-económicos (M) y La ideología alemana (M-E) en 1932, Los Grundisse (M) en 1939 (ver HOBSBAWN).
Entre los borradores son de especial interés, para estos artículos, los textos reunidos en los Grundisse (que son los estudios previos a la elaboración del Capital) en donde desarrolla los modos de producción precapitalistas.

*Profesor de historiología en formación docente

Bibliografía citada
HOBSBAWN, Eric (2011), Como cambiar al mundo. Marx y el marxismo 1840-2011, Buenos Aires, Crítica
LENIN, Vladimir (1913) tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo
MARX, Carlos-ENGELS, Federico(1971) La ideología alemana, Montevideo, EPU, 3º ed


Publicado en El Popular. Semanario, Uruguay, 27 de marzo de 2014, N 261, 3ra época



[1]          En una nota suprimida de la Ideología alemana decían que “Reconocemos solamente una ciencia, la ciencia de la his­toria. La historia, considerada desde dos puntos de vista, pue­de dividirse en la historia de la naturaleza y la historia de los hombres- Ambos aspectos, con todo, no son separables: mien­tras existan hombres., la historia de la naturaleza y la historia de los hombres se condicionarán recíprocamente- No tocaremos aquí la historia de la naturaleza, las llamadas ciencias natu­rales; abordaremos en cambio la historia de los hombres, pues casi toda la ideología se reduce o a una concepción tergiver­sada de esta historia o a una abstracción total de ella- La pro­pia ideología es tan sólo uno de los aspectos de esta historia”(p. 676)

LA HISTORIOGRAFÍA URUGUAYA EN EL SIGLO XIX

LA HISTORIOGRAFÍA URUGUAYA EN EL SIGLO XIX
Prof. Líber Romero *
Hacia finales del siglo XIX Uruguay experimenta un cambio en sus fuerzas productivas que se acomodan a las demandas del mercado mundial, en particular de Inglaterra. Bajo los gobiernos de Latorre y Santos se realizan un conjunto de mejoras de los aparatos estatales y especialmente bajo el segundo se realiza una propaganda oficiosa del régimen y de la nacionalidad. 
Una tradición inventada
 Hobsbawn llama “tradición inventada” a “un conjunto de prácticas, normalmente gobernadas por unas reglas abiertas o tácitamente aceptadas y de una naturaleza ritual o simbólica, el cual busca inculcar ciertos valores y normas de conducta por repetición, que automáticamente implica continuidad con el pasado.” Las tradiciones inventadas son las respuestas a lo nuevo pero que se asumen como referenciales del pasado y se tratan de imponerse a través de la repetición. La tradición es una manifestación ideológica en donde se impone prácticas fijas, altamente formalizadas.
La construcción de un Uruguay nacido como pueblo-nación anterior al Estado aparece sobre finales del siglo XIX. Un pueblo que fue conformando sus características en el enfrentamiento al dominio hispánico, porteño y luso-brasilero. La figura de un héroe por encima y anterior a los partidos funciona como emblema (un Artigas que es despojado de su contenido económico-social)
La historiografía uruguaya
“Pensar en la historiografía uruguaya es, en primer término, partir de la negación de lo latinoamericano. Su ubicación geográfica, la peculiaridad del proceso de colonización de estas comarcas ele filiación borbónica, la ausencia de tradiciones indígenas y el surgimiento de la nacionalidad como un proceso de definición de una conciencia colectiva que se quiso a sí misma distinta y autónoma, tendieron a vigorizar el concepto de la historia patria, en detrimento de nociones más amplias y generalizadoras donde el destino de la nación podría haber encontrado posibilidades más prometedoras.(…) En su cerrarse a lo latinoamericano, en la convicción de ser distinto, el Uruguay se niega a sí mismo como sujeto de la acción del imperialismo, que conceptualiza vagamente en sus diversas expresiones y tiempos.
Es como si lo español hubiera condicionado poco, y el imperialismo británico hubiera sido demasiado coincidente con las apetencias inter­nas de los grandes protagonistas locales. Todo esto en un medio donde el componente indígena no cuenta y los pueblos de color sólo interesan a los efectos de la comprensión de su folklore.(…) De inspiración idealista, es una historia con un fuerte contenido de clase. La visión del patriciado crecientemente aburguesado que fue el rasgo distintivo de la clase alta de la provincia-nación desde la colonia.
Si un proyecto social tiene esta historiografía es precisamente el de servir de base firme a una identidad que no quiere cambiar. "Tacita de Plata", "Suiza de América", la niña crecida que fuera otrora "benjamina de España", trasunta una confianza básica y esencial en que los tiempos difíciles quedaron atrás y que siempre dejaron algo de positivo, los días aciagos, enseñanzas benéficas, a fracciones políticas elevadas a la categoría de partido, que avalados por la tradición hacían la rica experiencia de la coparticipación” (SOLER, p.9-10)
Los primeros pasos
El desarrollo de un relato histórico  en la Banda Oriental es anterior a la época que tratamos  como podemos ver en cronistas como Dámaso A. Larrañaga (1771 – 1848)( “Apuntes históricos sobres el descubrimiento y población de la Banda Oriental del Río de la Plata y las ciudades de Montevideo, Maldonado, Colonia, etc.”), Juan Manuel de la Sota (+ 1858)”“Historia del territorio oriental del Uruguay” o Isidoro de María Rasgos biográficos de hombres notables de la República Oriental del Uruguay”, su “Montevideo Antiguo” y sus “Anales de la Defensa de Montevideo”. (1815 – 1906)” “En general, estas obras son el resultado del esfuerzo de hombres carentes de formación histórica sistemática y adecuada, pero interesan por el entusiasmo que exteriorizan y porque nos ponen en la senda de ese carácter artesanal propio de la historiografía nacional hasta nuestros días.”(SOLER)
Aparece luego un conjunto de autores que intenta hacer una historia razonada: Alejandro Magariño Cervantes (1825 - 1893) o Francisco Berra (1844 - 1906). La valoración sobre Artigas de este último será discutida por Carlos María Ramírez (1848 – 1898).
La historiografía nacionalista
La influencia de las corrientes provenientes del viejo continente se hizo sentir rápidamente. El positivismo recalaba en instituciones como el Club Universitario y el Ateneo. Los intelectuales uruguayos estuvieron siempre muy atento a lo último de la producción científica, literaria y filosófica Es un dato interesante saber que la primera mención en Uruguay de un texto de Marx lo hace José P. Varela en una reseña bibliográfica, aunque el marxismo llegara como teoría con los emigrantes y se desarrollaran sobre finales de siglo en clubes de lectura (semilla de la futura fundación del Partido Socialista)
El Romanticismo se expresara en particular en su veta nacionalista y conservadora. La obra de Juan Zorrilla de San Martín (1855 –1931) “Tabaré” y “La leyenda patria”  se encuadran en una visión que buscaba encontrar las raíces de nuestra nacionalidad con anterioridad a la constitución como Estado. Tabaré hijo de indígena (Charrúa y no Guaraní) y española representa esa particular mezcla constitutiva de la nación.
Esta idea romántica en la historiografía se plasmará en la obra de Francisco Bauzá (1849-1899):“Historia de la Dominación Española en el Uruguay”. La nación oriental precede a su constitución como Estado, en una visión teleológica y fatalista.  En la obra vemos aparecer la hipótesis que un ideal de provincia nación autónoma, en donde Artigas aparece como el caudillo. Héroe romántico (idealista y derrotado) que asume el papel de conductor.
En una veta erudita Eduardo Acevedo (1857-1948), escribió  “Anales Históricos del Uruguay”  en donde reunió información sobre nuestro país, que ha servido de referencia para obras posteriores.
Cerrando este primer ciclo de nuestra historiografía aparece la obra “El gobierno colonial y los orígenes de la nacionalidad”,  de  Pablo Blanco Acevedo (1880 – 1935). La tesis de la conformación de la nación como producto de nuestro enfrentamiento con  Buenos Aires  tiene su origen en la misma (tesis ha pervivido de diferente forma a través del tiempo).
En el siglo XX la historiografía se irá profesionalizando y las distintas corrientes europeas tendrán su correlato nacional.
*Profesor de historiología en formación docente
Bibliografía citada
HOBSBAWM, Eric, RANGER, Terence, La invención de la tradición, Barcelona, CRITICA, 2005
SOLER, Leticia, Historiografía uruguaya contemporánea (1985-2000), Montevideo, Trilce, 2000

Publicado en El Popular. Semanario, Uruguay, 20 de marzo de 2014, N 260, 3ra época

jueves, 13 de marzo de 2014

LA HISTORIA, LAS MUJERES Y EL GÉNERO

LA HISTORIA, LAS MUJERES Y EL GÉNERO
Prof. Líber Romero
"Que la mujer se mantenga en silencio. Porque Adán fue formado primero y Eva en segundo lugar. Y el engañado no fue Adán, sino la mujer que, seducida, incurrió en la transgresión", (Pablo de Tarso. Primera epístola a Timoteo 2 12-14)

Las mujeres han sido protagonistas de la historia, pero fueron ignoradas por la historiografía.  Nuestra visión del pasado está plagada de hombres. ¿Por qué ha sucedido esto? ¿Qué tan real es ese relato masculinizado? Toda visión del pasado se hace desde un presente concreto y  la reconstrucción de los hechos históricos influye sobre nuestra comprensión del presente y delimitan las tareas futuras.

Los problemas de su visibilidad

La existencia de una historia de las mujeres es producto de las luchas feministas de mitad del siglo pasado (en los 60 en EEUU y Gran Bretaña y en los 70 en  Francia), por lo que la aparición de las mujeres en el relato histórico es relativamente reciente. En particular los cambios producido a partir del 68 en las cátedras universitarias permitió a las mujeres acceder a cargo de investigación y por lo tanto oficializar “su” historia.
La creación del relato histórico estuvo dominando por los hombres y el marco ideológico a través del cual miraban el pasado no les permitía (o no querían)  ver el papel de la mujeres. El lugar privilegiado por la historiografía hasta la segunda mitad del siglo XX era el espacio político  en donde solo marginalmente ingresan las mujeres (para existir dice Perrot “hay que ser piadosa o escandalosa”). Tomar como  central para el análisis  el ámbito de las relaciones entre los grupos organizados políticamente y el Estado hace que no solo las mujeres sino también  otros sectores subalternos (la  clase obrera a modo de ejemplo) hayan sido excluidos de la historia.
Independientemente de esto existen pocos documentos escritos o materiales “La destrucción de las huellas también opera. Esta destrucción es social y sexualmente selectiva. En una pareja en la que el hombre es famoso, se conservaran los papeles del marido, no los de la mujer “(PERROT, p.27). El acceso a la escritura fue tardío para la mujeres, hay que tener presente que los registros más antiguos corresponden a las mujeres de los sectores dominantes. Ellas mismas destruyen sus huellas “(…) hay incluso un pudor femenino que se extiende de a la memoria. Una desvalorización de la mujeres de ellas mismas” (PERROT, p.19). No escribe en general autobiografía sino memorias; las cartas (cuando sobreviven) son un mejor registro.
¿En dónde buscarlas? Siguiendo el ejemplo de los estudios subalternos sobre los trabajadores, a las mujeres se las puede encontrar en los archivos policiales. ”Las mujeres alteran el orden mas de los conveniente”, hay que recordar que los motines que ellas encabezan  se encuentra en el inicio de la Revolución Francesa y la Revolución Rusa. El aumento y la escasez del pan, elemento básico de la alimentación, de la subsistencia y  por lo tanto de la vida y la muerte lo que lleva a las mujeres a protestar, a reclamar. Madre, hija o esposa que “afincada” en el hogar sabe de sus sinsabores y de las necesidades básicas.
En los registros de nacimiento, casamiento y defunciones. La longevidad de la mujer es reciente históricamente, su promedio de vida era normalmente más bajo que el de los hombres producto de la cantidad de embarazos y las malas condiciones higiénicas (a ello hay que sumar que el infanticidio afecta en forma particular al sexo femenino).
En las representaciones que sobre ellas se hacen, realizadas por hombre en un gran trayecto de la humanidad nos muestra su imagen idealizada, el modelo que se quiere imponer. “La mujer es ante todo una imagen. Un rostro, un cuerpo, vestido o desnudo. La mujer es apariencias. Y esto se intensifica en la medida en que, en la cultura judeocristiana, se le asigna el silencio en público. Algunas veces debe ocultarse y otras mostrarse. (…)Primer mandamiento de las mujeres: la belleza. "Sé bella y cállate", se le ordena, quizá desde la noche de los tiempos”Lo que se valoriza de las mujeres ha cambiado con el correr del tiempo “Hasta el siglo XIX, se examinaba "lo de arriba": la cara, y luego el busto; hay poco interés en las piernas. Luego la mirada se desplaza hasta "lo de abajo”, los vestidos se hacen más ceñidos al cuerpo, los dobladillo dejan ver los tobillos. En el siglo XX las piernas entran en escena” (PERROT, p.62-63). Las figuras de las modelos al límite  de la delgadez y de las vedettes al límite de las cirugías nos invaden a través de los medios de comunicación. 

Campos de batalla

En toda construcción historiográfica existe un sentido de la historia implícito o explicito. El abordaje del pasado desde una perspectiva de género no está exento de batallas teóricas, conceptuales y políticas. El“(…) enfoque analítico categorial característico de los “women´s studies”, que centraba su atención exclusivamente en las experiencias de la mujeres como tales, ya fuese en logros o desventajas, se plasmo políticamente en la lucha por derechos iguales con los hombres. La teoría de género, en cambio, introdujo un enfoque relacional según el cual solo pueden comprenderse las experiencias  de las mujeres si se analizan en sus relaciones con los hombres. “(STOLCKE, p. 30). 
Las historiadoras (porque son ellas las que más se ocupan de este campo de estudio) han tenido que ir reelaborado o generando conceptos que les permitieran abarcar el conjunto de los casos particulares que iban descubriendo (ver SCOTT). La elaboración de los mismos, su precisión conceptual eran necesarios, además, para ir ganado un espacio en una historia académica que las consideraban una temática de segundo orden.
Las marxistas  han tendido a subordinar o subsumir la situación de la mujeres a las contradicciones de clase (la mujeres son obreras, campesinas, burguesas…). En este enfoque se perdía las características que la ideología dominante realizaba sobre el conjunto de la mujeres en forma trasversal. Desde el punto de vista político   postergaba o hacia depender la resolución de  la problemática a la lucha clase.
La teoría del patriarcado ha buscado la explicación en la necesidad del hombre en dominar a la mujer. La subordinación de la mujer  se logra utilizando su diferencia biológica (procreación y amamantamiento). Asumir que las diferencias se sustentan en el sexo, que es una variable biológica y ahistórica, es condenar a la sumisión a las mujeres. Los cambios genéticos-producto de la adaptabilidad- se producen en el correr de millones de años (Por más que se festeje como el cambio más importante para la situación de la mujer los métodos  de concepción y anticoncepción).
En tercer lugar se ha buscado ver la relación de género como mediada y creada por el lenguaje. Lo simbólico se transforma en el centro del debate, la realidad desaparece porque lo único que existe son las representaciones. (la lucha que hay en torno a la utilización del lenguaje, una forma de hablar o de escribir que no sea únicamente masculino, es parte de esta discusión)El problema es que en “La ´luchas por el reconocimiento´ se está convirtiendo rápidamente en la forma paradigmática de conflicto político en los últimos años del siglo veinte. Las exigencias de ´reconocimiento de las diferencias´ alimentan las luchas de grupos que se movilizan bajo las banderas de la nacionalidad, la etnia, la ´raza´,  el género y la sexualidad. En estos conflictos ´postsocialistas´ la identidad de grupo sustituye a los intereses de clase como mecanismo principal de movilización política. La dominación cultural remplaza a la explotación como injusticia fundamental. Y el reconocimiento cultural desplaza a la redistribución socioeconómica como remedio a la injusticia y objetivo de la lucha política” (FRASER, p.17)
Scott opina que “(…) el género es una forma primaria de las relaciones simbólicas de poder, sería mejor decir que el género es un campo primario dentro del cual, o por medio del cual, se articula el poder (SCOTT, p.68). Esta tesis focaliza el problema, quizás producto de su raíz desconstruccionista, llevando al máximo la tensión explicativa.

Clase o género[i]

Las actividades diferencias por sexo estaban presentes desde el comienzo del proceso de hominización, aunque no eran roles permanentes. La recolección y cuidado de los niños- en el momento de la caza- era una actividad femenina (que implicaba el mismo aporte nutricional- en algunos casos más seguro- que el que hacían los hombres). En función de ello se entiende que fueron las mujeres las que descubrieron la agricultura. La reproducción vegetal era más visible para las mujeres por su tarea dentro de la comunidad y por ser ellas mismas procreadoras. Este invento, que rigió la vida de gran parte de la humanidad hasta entrado el siglo XX, es la  base de la revolución neolítica y la que va a permitir la existencia de un excedente productivo.
La apropiación de este excedente en manos de un grupo dominante, es el origen de las diferencias de clase. La utilización de este plusproducto para el comercio y la construcción de obras de carácter hidráulico permitirán el desarrollo de las primeras civilizaciones en lo que se conoce como media luna fértil (Mesopotamia y Egipto).
La aparición de las clases y con ellas de una ideología justificadora del dominio subordinó a la mujer a un rol secundario. Un ejemplo de esta evolución es la construcción simbólica de la mujer. En el paleolítico la encontramos representadas en estatuillas conocida como “Venus”  símbolo de la fertilidad, en el neolítico se seguirán representando (en forma más estilizada) hasta llegar a la primeras mitologías en donde aparecen las diosas de la tierra, el agua o la agricultura dadoras de vida y por lo tanto creadoras. Los cambios políticos mencionados irán subordinando a estas diosas a la presencia del dios-rey, que las subyuga, las domina, las viola. Es decir, que la aparición de las clases sociales trajo consigo un cambio en las relaciones de género. La paradoja histórica es que las mujeres al crear la agricultura generaron las armas de su propia esclavitud.
¿Es por lo tanto el género anterior a las clases y  superior a este en cuanto criterio de explotación? Sí y no. Las diferencias de género existían antes que las clases pero es la aparición de estas últimas las que terminan asignado un rol fosilizado y secundario a las mujeres dentro de la relación de género. El dominio de una clase sobre otra subordinó al mismo tiempo a la mujer al hombre. Toda sociedad de clase tienen inserta una relación de domino sexual. Este enraizamiento, amalgamiento de la clase con el género debe hacer reflexionar de cuan incorporado esta la subestimación de la mujer en nuestra concepción del mundo.
El poder utiliza  las relaciones simbólicas como una forma de asentar su dominio. En los países en donde se ha ido mejorando la relación entre los sexos fue en donde desde el Estado (y producto de las luchas sociales que lo obligaron a hacerlo) se han tomado medidas de discriminación positiva.[ii]
La distinción puede ser analítica o  de precedencia, pero no se puede relegar la discusión del tema a un ámbito exclusivamente femenino[iii]. Hay que asumir  que  “(…)la teoría del género puede conducir a una política de género nueva y subversiva que no solo desafié el poder masculino sino las raíces socio-políticas de la desigualdad de género tan solo si se presta atención especial a las formas de poder y de dominación, Desde esta perspectiva, el proyecto político ya no es llegar a ser lo más iguales posibles a los hombres, sino consiste en transformar las relaciones de género de forma radical, un proyecto político que a su vez, exige la superación de  todas las formas de desigualdad social”( STOLCKE, p. 30)
*Profesor de historiología en formación docente
Bibliografía citada

FRASER, Nancy, Iustitia Interrupta, Bogotá, siglo del hombre, 1997
LENIN,  V.I, “Las tareas del movimiento obrero femenino en la República Soviética”, 23 de setiembre de 1919.
PERROT, Michelle, Mi historia de la mujeres, Buenos Aires, FCE, 2008
SCOTT, Joan, Género e historia, México, FCE-UNAM, 2008
STOLCKE, Verena  tomado de “¿Es el sexo para el género lo que la raza para la etnicidad…y la naturaleza para la sociedad?”, en Política y Cultura, Nº14, México, UNAM, 2000,
Publicado en El Popular. Semanario, Uruguay,  6 de marzo de 2014, N 258, 3ra época



[i]            Distingamos aunque sean en forma provisoria sexo como característica biología y género (hombres, mujeres, homosexuales, bisexuales, transexuales) como una construcción histórico- cultural que define relaciones entre los sexos.
[ii] No se puede pensar en tratar como iguales situaciones que no lo son, esto estaba en los razonamiento de Lenin cuando afirmaba que” (…) claro está que las leyes por sí solas no bastan, y en modo alguno nos damos por satisfechos con nuestros decretos. )…)Todavía la situación de la mujer sigue siendo penosa debido a sus tareas domésticas. Para lograr la total emancipación de la mujer y su igualdad real y efectiva con el hombre, es necesario que la economía nacional sea socializada y que la mujer participe en el trabajo general de producción. Entonces sí la mujer ocupará el mismo lugar que el hombre.  Claro está que aquí no hablamos de igualar a la mujer con el hombre en lo que se refiere a la productividad del trabajo, la cantidad de trabajo, la duración de la jornada, las condiciones de trabajo, etc.; sostenemos que la mujer no debe, a diferencia del hombre, ser oprimida a causa de su posición en el hogar. Todas ustedes saben que incluso cuando las mujeres gozan de plenos derechos, en la práctica siguen esclavizadas, porque todas las tareas domésticas pesan sobre ellas. En la mayoría de los casos las tareas domésticas son el trabajo más improductivo, más embrutecedor y más arduo que pueda hacer una mujer. Es un trabajo extraordinariamente mezquino y no incluye nada que de algún modo pueda contribuir al desarrollo de la mujer. “
[iii] Es sintomático que las comisiones de género estén compuestas solo o mayoritariamente por mujeres