La
escuela alemana y la historia-ciencia
Prof. Líber Romero*
Los historiadores decimonónicos
sintetizan los avances metodológicos de los siglos anteriores afirmando la objetividad
de la historiografía. Dos escuelas son representativas de este momento
historiográfico: la Escuela historicista alemana y la Escuela metódica
francesa.
El
positivismo
Estas corrientes van a ser
catalogadas por Marc Bloch y Lucien Febvre como positivistas, una historia
historizante, titulo con el que por lo
general cargan hasta el presente.
El positivismo fue producto
de la elaboración de Augusto Comte (1798-1857) que planteaba que el único
conocimiento válido es el científico. Este debía ser verificado por la
experiencia, a través de un método que debe ser el mismo para todas las
ciencias (monismo metodológico). El modelo a imitar es el de las ciencias
físico-naturales que son consideradas, en ese momento, objetivas e infalibles.
Los pasos a llevar adelante por el científico son: observación, hipótesis,
experimentación, generalización y construcción de leyes generales (las que
permiten la predicción).
En anacrónico asumir que el
positivismo haya influido sobre autores que escribieron antes de su elaboración
con teoría, sin embargo existía una
concepción común en torno a las ciencias.
La escuela alemana
El siglo XIX es el momento
en que la historia logra, como parte de las ciencias, ocupar una cátedra dentro
de las universidades. La alta casa de estudios es, en el siglo XIX y gran parte
del XX, elitista y está diseñada para la educación profesional de la
burguesía. Por lo que el conocimiento, que en líneas generales se produce, es para
el desarrollo y defensa de esta clase.
La escuela alemana (Ranke, Treitschke, Meinecke, Mommsen, Droyse, Gervinus, Burckhardt) surge
como una respuesta frente a la invasión napoleónica. Se trataba de buscar las raíces
del pueblo alemán.
Sería
demasiado esquemático afirmar que toda la escuela responde a los mismos intereses,
porque estos evolucionan con el desarrollo político de Alemania. “Desde Ranke,
un hombre de la Restauración, a Meinecke, exponente del auge y crisis final del
movimiento a través de una larga vida que se extiende más allá de la segunda
guerra mundial (1862-1954), pasando por Droysen, que vive con la Unificación, y
Treitschke, cuya obra se produce en el marco de la gran depresión de finales de
siglo, el historicismo conoció escenarios muy diferentes. En realidad, en su
desarrollo a lo largo de ese siglo pueden distinguirse dos grandes momentos. En
el primero, el historicismo legitima el estancamiento alemán que inaugura la
época de la Restauración y se establece como contraposición a las tendencias
revolucionarias presentes en Europa occidental. Más tarde, esos historiadores
exaltarán con su metodología individualizadora un fracaso, el de la revolución
burguesa en Alemania y, por consiguiente, el de un auténtico sistema parlamentario
y constitucional. Tal fracaso tendrá importantes consecuencias en el desarrollo
futuro de la política alemana, que irá ya para siempre acompañada de
calificativos como «autoritaria», «militarista», «burocrática», «prusiana». Y
precisamente eso es lo que hacía de Alemania un país diferente a Francia o Gran
Bretaña.”(CASANOVA, p.41)
Características
La escuela alemana afirma que
la historia es una ciencia y por lo tanto el historiador es un científico. Un
profesional formado en la universidad, con manejo de varios idiomas y de las
técnicas del trabajo documental (especialmente la filología).
El relato histórico
producido por este profesional es objetivo, no existe un cuestionamiento de la
relación objeto- sujeto cognoscente, ya que se basa en la teoría del reflejo.
El historiador debe ser objetivo, no juzga a los hechos sino que los expone.
Ranke piensa que los hechos reflejan”conexiones objetivas, fuerzas
espirituales, creativas, que engendran vida (…) energías generales”. Así la
premisa es contar “los hechos como realmente sucedieron”, la historia comprende
no explica ni juzga.
La investigación histórica
se halla estrechamente vinculada al método. Los documentos considerados
son los emanados por el Estado o por los personajes ligados a
él (diarios, cartas, informes diplomáticos), por lo que es un relato del pasado
vinculado a las clases dominantes. Siguiendo a Burke el objeto esencial de la
historia es la política, las investigaciones se centran en el Estado y en la historia nacional (y en tanto vinculo
entre Estados se desarrolla la historia internacional). La guerra como continuación
de la política es un tema que se trabaja
así como también se incluía a la historia de la iglesia como institución.
No se negaban otros tipos de historia.-
como la del arte o la ciencia- pero eran secundarias.
Las obras son eruditas y se caracterizan por ser rigurosas en el armado
del aparato crítico (extensas notas a pie de página), pero el relato central es
fluido. Una de las premisas es cultivar el arte de escribir bien (Mommsen gana
el nobel de literatura en 1902)
El historicismo alemán (…) a
diferencia de la creencia hegeliana o marxiana en la existencia de unas leyes o
regularidades en la historia, subrayaba los elementos espontáneos e
imprevisibles de la libertad y creatividad humanas. Esto exige una lógica de la
investigación y de la comprensión de las interconexiones humanas distintas a
las ciencias naturales” (IGGERS, p.26). La descripción del detalle histórico no
tiene como el objetivo la formulación de modelos de explicación abstracta sino
la comprensión de unidades de sentido individuales (tesis que los distancia del
pensamiento positivista)
Las obras tiene un fuerte
optimismo y confianza en lo que ha creado históricamente la cultura europea, ya
que los pueblos orientales no tiene historia.
Visión reaccionaria
de la historia
La
objetividad defendida en esta etapa, en donde se afirmaba que el fin era
relatar “los hechos como realmente sucedieron” o escribir un relato de”(…)la
guerra francoprusiana que se compartido por franceses y alemanes”, justificará
en el fondo al Estado-nación y su expansión. El relato histórico creará mitos
nacionales que se masificarán con la
introducción de manuales en la escuela pública. La inclusión de amplias masas,
producto de la lucha de los trabajadores, a la ciudadanía reclamaban un
discurso del pasado unificador.
Su relato del pasado se transforma en
la única verdad posible. Construida desde la visión de la clase dominante los
sectores subalternos reciben una historia de personajes celebres (no
casualmente Brecht preguntaba “¿Quién
construyó Tebas, la de las siete Puertas?/En los libros aparecen los nombres de
los reyes./¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?”). Es una historia plagada de hechos políticos en donde lo económico y social apenas se entrevé.
El argumento de una historia sin valoración, neutra,
sustenta una concepción de la supremacía europea, de las sociedades basadas en
jerarquías y del inmovilismo de las masas. Un modelo de historia que se extenderá
en el tiempo pese al surgimiento de la historia social.
*Profesor de historiología
en formación docente
Bibliografía
citada
CASANOVA, Julián (2003), La
historia social y los historiadores, Barcelona, Crítica
IGGERS, Georg (1995), La
ciencia histórica en el siglo XX, Barcelona, Labor
Publicado en El Popular. Semanario, Uruguay, 6 de diciembre de 2013, N 253, 3ra época