viernes, 14 de febrero de 2014

La escuela metódica francesa



La escuela metódica francesa
Prof. Líber Romero*
La historia-ciencia en Francia surge en el contexto de dos acontecimientos que la marcaran profundamente: la Comuna de París y la guerra franco-prusiana.
La historia como unificadora.
La Comuna de París fue el primer asalto al cielo de los obreros organizados; esto provocó el temor de las clases dominantes francesas que no dudaron en asociarse a sus pares alemanas para ahogar con sangre la osadía de pensar en crear un mundo distinto. Este pacto facilitó la derrota frente a su vecino del este, lo que minaba la imagen burguesa de una nación de intereses e inspiración imperialista.
La ampliación de las capacidades operativas del Estado, unida a la extensión del voto en amplias capas de la sociedad (masculina), ponía en el tapete la necesidad de absorber ideológicamente a las masas de trabajadores-que había demostrado su grado de combatividad- en torno al Estado liberal. La construcción de un Estado-nación unido por una bandera, un himno, un gobierno necesitaba de la creación de tradiciones nacionalistas que se difunden a través de una educación que se vuelve pública y laica.
En base a estos presupuestos se genera un relato que busca en el pasado un origen étnico-racial (los galos), unificando a los individuos por encima  de sus diferencias de clase. La exacerbación del nacionalismo se inculca desde la escuela “(...) para los franceses, el invasor ha venido siempre del Este; desde Federico II, la tradición anti-prusiana se nutre de una historia que muestra a los dos pueblos en conflicto. Desde Alfred de Musset a Hansi, la imaginería, popular ha sustituido al inglés por el alemán como enemigo nacional. La guerra de 1870 y la cesión de Alsacia-Lorena, las incitaciones de Maurice Barres a la revancha y los toques de clarín de Dérouléde, recuerdan todos los días a los franceses que «han perdido dos hijos» y que no puede haber jamás perdón para los raptores. Los escolares lo saben, puesto que desde la más tierna edad han visto en su primer libro de historia lanzarse al águila prusiana sobre el gallo galo y arrancarle sus mejores plumas, mientras que el pueblo de París, hambriento por el bloqueo, el bombardeo y la guerra, esperaba su racionamiento en las calles heladas y, en su miseria, se veía reducido a comer ratas. Estas imágenes, grabadas desde entonces en la conciencia de los franceses, alimentan su patriotismo y les enseñan que, desde Bouvines a Sedán, la derrota o la muerte vienen siempre del prusiano.” (FERRO, p. 35)
La revista histórica
Los historiadores franceses admiraban el método histórico de los alemanes y lo ajustan a sus necesidades. Se genera una profesionalización de la disciplina y un relato histórico nacionalista y laico.
En 1876 se funda la Revue historique integrada por profesionales (Renan, Taine, Fustel de Coulanges, Monod. Lavisse, Rambaud, Gustave Bloch entre otros), con un contenido que estaba dirigido a las universidades. En el plano de la historia se enfrentaba a la visión  aristocrática y católica pese a su composición heterogénea desde el punto de vista religioso (la mayoría son protestantes y masones).
Características
El período histórico que investigan está comprendido entre  la muerte de Teodosio (305) hasta la caída de Napoleón (1815). Francia es eterna (la madre patria)  y se argumenta que  desde los galos (con Clodoveo) en adelante existe una colectividad. Cada soberano incide de manera decisiva, pero entre ellos se realiza una línea divisoria que separa a los buenos gobernantes que reforzaron la autoridad del Estado y unificaron provincias (Luis XI o Richelieu) de los malos que lanzaron guerras ruinosas y dejaron perder provincias o colonias (Luis XII o Luis XV); los hechos militares y diplomáticos son centrales.
La revista se considera neutra e imparcial, cerrada a las teorías políticas y filosóficas. Sin embargo los manuales alaban el régimen republicano, alimentan la propaganda nacionalista y aprueban la conquista colonial. Las revoluciones son consideradas buenas o malas según el caso, así la revolución francesa que es resaltada es la de 1789 frente a la del 93 que ingresa en el mismo bolsón que la Comuna de 1871. En los libros escolares se podía leer que “para ser hombre, hay que saber escribir y aprender a trabajar desde pequeño. Por la patria, el niño se debe instruir. Y en la escuela aprender a trabajar. Ha sonado la hora, marchemos al paso, niños, seamos soldados”.
El manual
Producto de esta escuela es un manual de metodología de los estudios históricos que será material  de cabecera de varias generaciones de historiadores (especialmente en América latina).  Observar cuales fueron los elementos que resaltaban  Langlois- Seignobos nos permiten comprender la pervivencia de una forma de hacer y dar clases de historia.
El libro es un conjunto de  recetas de prácticas comunes, no hay reflexión sobre la naturaleza de la historia o de la ciencia histórica. El único documento válido es el escrito, antes no hay historia (la prehistoria). Para ellos la construcción histórica era la organización de datos de un discurso, cuyo fundamento lógico es la analogía con nuestra civilización actual (con los problemas de anacronismo que supone esto).
Estas críticas no pueden dejar de resaltar que el manual sirvió para sintetizar un conjunto de métodos que permitieron el desarrollo de la disciplina.
A modo de conclusión
El historicismo alemán  y la escuela francesa harán una “(…)historia centrada en el relato de los acontecimientos políticos y militares, con especial énfasis en las relaciones internacionales entre Estados, que formuló métodos individualizadores-hermenéuticos como específicos de esa disciplina y que opuso resistencia a los supuestos generalizadores y abstractos de las ciencias sociales así como a la intromisión de cualquier dimensión social o económica para la comprensión de los hechos históricos. Una historia, en definitiva, política, al servicio de los poderes legitimados, que rechazaba la teoría y que tenía a la narrativa como hilo conductor.
Con esos supuestos tan limitados, parece comprensible que se produjera una reacción en favor de una nueva historia. O dicho de otra forma, que en una Europa donde la penetración del capitalismo y la industrialización había producido fuertes dislocaciones sociales, tuviera lugar un debate internacional sobre la naturaleza del conocimiento histórico en el que participaran filósofos, sociólogos e historiadores. Y lo que resultó de ello fue, simplificando el asunto, un interés acusado por las llamadas cuestiones sociales. “(CASANOVA, p.45)
Esta nueva historia- jalonada por la presencia del marxismo- será el eje central de los artículos de esta sección para este  año.
*Profesor  de historiología en formación docente.
Bibliografía citada
FERRO, Marc (1994), La gran guerra, Madrid, Alianza
LANGLOIS-SEIGNOBOS (1972), Introducción a los estudios históricos, Buenos Aires, La pléyade
CASANOVA, Julián, (2003), La historia social y los historiadores, Barcelona, Crítica
Publicado en El Popular. Semanario, Uruguay,  14 de febrero de 2014, N 255, 3ra época