ROMA ETERNA I
Prof. Líber Romero*
Entre
los siglos IX y VIII ane. grupos itálicos(latinos y sabinos) fundaron pequeñas
aldeas agrícolas, alrededor del Tiber,
que se unirían en la liga de los Siete Montes. En el siglo VIII ane los
etruscos conquistaron la zona trasformando la liga en la ciudad de Roma.
Expulsados en el el siglo V ane por los itálicos estos mantuvieron la forma de
gobierno monárquica. La lucha entre patricios y plebeyos llevó, en un proceso
de 200 años, a la conformación de la República.
Esta Roma republicana
se expandirá primero por la península itálica para posteriormente unificar el mediterráneo
(el Mare Nostrum) bajo su dominio. Controlar a una población de millones en un
extenso territorio generaba un problema constante, rebeliones (de pueblos
dominados y de esclavos), organización, control y abastecimiento de poblaciones
distantes, a lo que sumaba la formación de nuevos grupos con poder económico y la ruina de los pequeños
agricultores romanos (que eran ciudadanos y base del ejército). Esta problemática sirvió de base a los
conflictos políticos internos que desgarraran a la República y que conducirán,
en un complejo proceso, a la concentración del poder en una persona.
Características de la historiografía romana
En Roma vamos a asistir al control del Estado sobre la
historiografía, “(…) tales servidumbres, impuestas por el poder, no nos
autorizan sin embargo a afirmar la existencia de historiadores oficiales. Solo
los informes de las campañas militares merecen tal calificativo” (BOURDÉ-MARTIN,
p.23). Fruto de autores que van a tener una vida política activa (salvo Nepote)
su objetivo no va a ser la búsqueda de la verdad sino la exaltación de
Roma.
Roma es tomada como el
centro de las investigaciones, pero los historiadores que intentaron ir hacia
el pasado remoto se encontraron con el problema del dominio Etrusco y lo
solucionaron aceptando el origen mítico
de Roma. Bermejo afirma que lo que aporta de nuevo esta historiografía es
la idea de que Roma tiene una forma política estable, dotada de una enorme
capacidad de adopción y determinada a perdurar eternamente. El historiador debía conducir su relato para
colocar a Roma como fin del proceso histórico y esta idea de “Roma Aeterna”
tendrá un gran provenir en la teoría política medieval.
La
interpretación de la fuentes es en general acrítico (pese a las recomendaciones
de Cicerón) se aceptan los relatos concordantes y se mencionan aquellos que se
oponen, pero el historiador no sopesa las divergencias. En tal sentido hay un
retroceso en la metodología con respecto a los griegos.
Esto no debe hacernos pensar que es una historiografía anclada
en el pasado sino que por el contrario se va hacer un uso del mismo para
justificar el presente. La historia
cumple una función política y se convirtió en un apoyo para los estadistas y los
oradores que querían justificar sus acciones.
El arte de convencer
y agradar es permanente, el relato está plagado de descripciones individuales o
de conjunto que muestran a los actores y a su escenario. En los relatos
históricos se puede observar que los romanos
privilegian dos tipos de cambios: los producidos por el conflicto
externo (la guerra) y los conflictos internos (luchas por el poder e
innovaciones constitucionales).
La historiografía de la República.
Las primeras formas de recopilación de datos que aparecen en
Roma, hacia el siglo III ane, son los Anales, escritos en un principio en
griego y posteriormente en latín. En ellos el Máximo pontífice anotaba los
cargos políticos que existían y los hechos que eran considerados importantes.
En el siglo I ane las
luchas internas del bloque en el poder generó el desarrollo de un tipo de
historia que se preocupan de hechos concretos y particulares en función de las
disputas del presente. Las monografías
son superiores
a los escuetos anales pero adolecen del subjetivismo del combate ideológico.
Julio César
(100-44 ane)
César escribe dos
obras (Comentarios a las Guerra de la Galias, Comentarios a las Guerra
civiles) que desde el nombre “comentarios” da a entender que se trata de
reflexiones para un uso posterior de los historiadores. El
autor logra una narración con una prosa sencilla, en donde el
distanciamiento con el objeto descripto aparenta objetividad. No existe el
autoelogio directo sino que este se produce al elevar a los adversarios; estos
son mostrados en forma detallada y respetuosa (esta técnica indirecta de elogio
ha perdurado en el tiempo). En el fondo las obras sirven para difundir,
justificar y realzar su accionar.
Cayo
Salutio (87-37 ane)
Participó
desde joven en la actividad política siendo tribuno, posteriormente con el
ascenso de César fue nombrado proconsúl en Numandia en donde amasó una enorme fortuna. Asesinado su protector se
retiró de la vida pública para dedicarse a escribir historia”(...)para destacar
las cosas que me parecieron dignas de memoria. Tanto mejor, cuanto que mi ánimo
estaba libre de esperanza, de miedo y de relación con los partidos políticos”.
Este argumento en favor de su objetividad no lo lleva acabo al defender a César
atacando a Pompeyo.
Su obra
busca mantener la memoria de los hombres virtuosos, tras lo que se oculta su
intención de mostrar un pasado ideal que debería repetirse en el futuro. Para
él la culpa de todos los males de Roma era el amor al lujo, la riqueza y la
corrupción que comienza con la derrota del último enemigo: Cartago.
Marco
Tulio Cicerón (106-43 ane)
En su
obra “Diálogos del orador” medita sobre la Historia y la tarea del historiador (en
un contexto en donde la historiografía que se impone en la de sus enemigos).
La concepción de historia adquiere una
profundidad mayor que en sus antecesores: "Testigo de los tiempos, luz de
la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, mensajera de la antigüedad".
Para él el historiador debe escribir verdades, buscar las causas y valorar
adecuadamente la relación entre las mismas ("¿Quién ignora que la primera
ley de la Historia es que el escritor no diga nada falso, que no oculte nada
verdadero, que no haya sospecha de pasión y de aborrecimiento”) . Se puede
observar que existe la intención de dar una explicación multicausal de la
historia.
La profundidad de las
reflexiones de Cicerón sobre la historia no
llegó a generar discípulos.
*Profesor de Historiología
en formación docente
Bibliografía citada
BERMEJO, José- PIEDRAS, Pedro,(1999) Genealogía de la Historia, Madrid, Akal
BOURDÉ, Guy- MARTIN, Hervé, (1992) Las escuelas históricas, Madrid, Akal
CICERON
Dialogo del orador
SALUTIO
Conspiración de Catilina.
Artículo
publicado en El popular. Semanario, Montevideo, 17 de mayo de 2013, N° 225,
3°época
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